En 336 a.C., el aristócrata Pausanias, miembro de la guardia del rey y supuestamente uno de sus amantes, asesinó a Filipo II, rey de Macedonia. Pausanias fue eliminado casi de inmediato.
El hijo de Filipo, Alejandro III (356-323), de 20 años, le sucedió el trono. Dos años antes, en 338 a.C., Filipo había derrotado a las principales ciudades-estado griegas en la batalla de Queronea y se había hecho dueño de Grecia a través de la Liga Helénica, un paso esencial previo a la gran empresa que planeaba de invadir y conquistar Anatolia, y quién sabe si no hacer caer al imperio persa.