Estamos a 24 de abril de 1918 y los alemanes, en plena ofensiva, están decididos a romper el frente británico para llegar a Amiens. Para ello, su 77ª división de infantería ha recibido el apoyo de algunos de sus propios tanques, un leviatán bastante impresionante, si tenemos en cuenta que los alemanes habían llegado tarde a esta carrera armamentística. Se trataba del A7V.
Aquel día la 1ª sección de la compañía A aún se estaba recuperando de un ataque con gas mostaza que había pillado a los tripulantes a descubierto e imposibilitado a varios de ellos, y tan solo disponía de un modelo IV macho bajo el mando del subteniente Frank Mitchell, y de dos hembras, también del modelo IV. Entonces llegaron noticias inquietantes provenientes de la 8ª división británica, que defendía un pueblecito llamado Cachy, no lejos de la localidad de Villiers-Bretonneux: había tanques alemanes en su sector.