BERLÍN. Ya hemos visto que el Kaiser está de crucero, pero no solo él ha salido. La ciudad está vacía pues casi todos los altos cargos, entre ellos Falkenhyan y Moltke, máximos dirigentes de las fuerzas armadas, están de vacaciones. No es casualidad, sino que en gran parte es buscado. El gobierno alemán pretende así mostrar que su intención es pacífica, evitando cualquier acto que provoque una escalada en la tensión.
El Café Stern, en Berlín, cuyo exterior parece tan vacío como las altas instancias de la nación.
Mientras tanto, el Canciller Bethmann-Holweg, quien, el sí, sigue al pie del cañón, envía una nota a sus embajadores en Londres, Roma y San Petersburgo, que indica que: “Deseamos urgentemente la localización del conflicto; la intervención de otra potencia, vistos los diferentes compromisos de las alianzas, llevará a consecuencias incalculables”.
Leer más