Día 21.- Actividad enemiga: Sigue Fortificando en las posiciones en frente al Sevtor Sur ocupado por el Regimiento 262, desde donde hostiliza intensamente con mortero.
Se rechaza un golpe de mano enemigo en la orilla
occidental del Lago ILEMN, por fuerzas del I Escuadrón del Grupo de Exploración
250.
Propaganda enemiga en ruso por medio de altavoces.
En el resto del frente cañoneo y tiroteo.
Actividad propia; El Regimiento 269 sigue avanzando
en dirección Sur, encontrándose su línea avanzada al N de SITNO.
En los últimos años se ha popularizado la historia de la resistencia a ultranza del carro pesado KV en la carretera de Raseiniai durante un par de días dejando a media división panzer aislada del resto de fuerzas alemanas en los primeros compases de Barbarroja en el teatro de operaciones norte.
El Kampfgruppe Raus, al mando del coronel Erhard Raus, que acabaría siendo uno de los mejores generales panzer de la guerra, estaba formado por una brigada de la 6.ª División Panzer y había establecido una cabeza de puente en el río Dubyssa, deteniéndose temporalmente a la espera de la llegada del resto de tropas del ataque y de las divisiones de infantería. No muy lejos, la otra brigada de la 6.ª Panzer, el Kampfgruppe Seckendorf, libró un reñido combate con algunas formaciones soviéticas de carros de combate en las inmediaciones de Raseiniai. El primer indicio de que la carretera que comunicaba al Kampfgruppe Raus con sus líneas había quedado cortada fue la noticia de un camión que transportaba prisioneros soviéticos a retaguardia, que tras un intento de fuga de los mismos, descubrió que la carretera estaba cortada por un carro pesado soviético.
Una de las grandes preocupaciones de los británicos durante la invasión de Persia fue la posibilidad de que los soviéticos fueran más allá de la línea de demarcación acordada. De hecho, cuando las tropas del general Slim, en el norte, llegaron a Kermansah, este recibió informes de que había columnas del Ejército Rojo dirigiéndose a Hamadan y Sineh, que estaban en la zona británica, por lo que de inmediato despachó tropas indias con órdenes claras de establecer bloqueos en las carreteras, sonreír y ser amables y convencer a los ejércitos que llegaban del norte de que la situación estaba bajo control y no necesitaban ir más allá. Hay que añadir que, por ejemplo en Hamadan, los británicos fueron acogidos con evidente alivio por las fuerzas vivas locales.
Cuatro días después de empezar, la campaña de Persia había terminado. El 30 y el 31 de agosto, las tropas británicas entraron en contacto con las soviéticas en Sanandaj y Qazvin, era la primera vez que los ejércitos terrestres aliados entraban en contacto y fue un momento cargado de simbolismo, aunque lo hubieran hecho sobre el territorio de un Estado neutral.
Faltaban menos de veinticuatro horas para el inicio de la ofensiva en el sector norte del frente británico cuando el general Slim se personó en Janaquin, donde se estaban concentrando las tropas que iban a participar en este eje de invasión. El plan de ataque, que se había redactado a toda prisa, era obra del general de brigada John Aizlewood, comandante en jefe de la 9.ª Brigada Acorazada, y su punto focal era el paso de Pa-i-tak.
Este desfiladero montañoso, situado en el camino a Kermansah y, por consecuencia, sobre la carretera que llevaba hasta Teherán, objetivo último de la ofensiva, era una impresionante garganta en forma de V, descrita por el capitán Summers, del Household Cavalry, como un valle que “tras ascender a lo largo de 16 km terminaba, abruptamente, en un aparentemente intransitable precipicio de 600 m de empinada roca perpendicular”. En esta pared se hallaba el paso de Teki Geri, que daba acceso al corazón de Persia y por el que transitaba la única vía habilitada para vehículos en más de un centenar de kilómetros hacia el norte o el sur.
Mientras el Ejército rojo entraba en Irán desde Transcaucasia, las tropas británicas lo hicieron desde Irak. Para efectuar esta operación, las tropas de la Commonwealth se concentraron en dos sectores bien definidos: Janaquin, en el norte, y Basora en el sur. Para la invasión, los atacantes organizaron un complejo y sincronizado dispositivo que incluyó unidades aéreas, navales y terrestres. Estas últimas sumaban un total de 20 000 hombres aproximadamente, fundamentalmente tropas británicas e indias, mientras que las fuerzas aéreas desplegadas pertenecían todas a la RAF, y las navales a la RAN (Royal Australian Navy), la RIN (Royal Indian Navy) y la Royal Navy propiamente dicha.
En lo que a los objetivos de la invasión se refiere, es interesante reiterar los que se emitieron oficialmente: junto con los soviéticos, asegurar las vías de comunicación; pero los objetivos propios del Reino Unido eran dos más: detener a los agentes alemanes y asegurar las reservas petrolíferas de la región, cuya importancia era tan vital que podría decirse que, sin ellas, Inglaterra se hubiera visto obligada a capitular. Para ello, el ejército recibió la orden específica de asegurar el distrito de Naft-i-sah, en el noroeste; y la región de Juzestán (también conocida como arabistán), en el sur, junto con la refinería de Abadán.
A menudo se ha comparado, con razón, la campaña del norte de África de la Segunda Guerra Mundial con una especie de guerra naval donde nada importaba el terreno conquistado y el objetivo eran las tropas y las armas enemigas. Sin embargo, las unidades militares no pueden luchar en la nada, y por mucho que Libia fuera un lienzo vacío, la orografía y las distancias tuvieron también su importancia, ya que esa guerra naval dependía de ellos especialmente en dos aspectos: el suministro y la atención médica. El primero porque tenía que organizarse para llegar al punto exacto en que lo necesitaban los soldados propios; algo que en aquel confuso escenario no siempre era fácil, o posible. El segundo, porque en algún lugar tenían que establecerse los puestos de primeros auxilios, avanzados o de retaguardia, y toda infraestructura fija acababa por recibir la visita de las tropas móviles, de ambos bandos.
El 24 de noviembre de 1941 –en plena Operación Crusader–, la 6.º Unidad Médica de Campaña estableció un MDS (Medical Dressing Station, lo que vendría a ser un hospital de campaña) en un uadi a unos siete kilómetros al este de Sidi Rezegh (donde en aquel momento estaba combatiendo la división neozelandesa), que muy rápidamente se vio inundado de heridos. Al día siguiente, 25, ya habían llegado al centro 450 de ellos y el 26, según uno de los presentes, las cifras alcanzarían las proporciones de una riada. Lo cierto es que el 28 por la mañana, el hospital, que en principio debía ocuparse de la 6.ª Brigada neozelandesa, tenía a 826 pacientes, no solo de esta nacionalidad, sino también italianos y alemanes capturados durante los combates.
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