La batalla de Culloden Moor, librada a 10 kilómetros al este de Inverness, Escocia, el 16 de abril de 1746, concluyó la última pugna dinástica británica y tuvo como consecuencia la devastación de buena parte del país por las fuerzas gubernamentales británicas.
En 1688, el rey católico Jacobo II fue derrocado en la Revolución Gloriosa y sustituido por su hija protestante María y su esposo Guillermo de Orange, estatúder de Holanda. Jacobo huyó a Francia, donde fue reconocido como rey de Inglaterra por el rey francés Luis XIV. Jacobo falleció en 1701 y Jacobo Francisco Eduardo –generalmente conocido como Jacobo Eduardo o, para los jacobitas, como Jacobo III- se alzó como pretendiente al trono, pasando a la historia británica como «el viejo pretendiente».