Las operaciones blindadas que tuvieron lugar en los Altos del Golán durante la guerra del Yom Kippur son herederas directas de las libradas en el Frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial.
A las 14.00 horas del sábado 6 de octubre de 1973 se inició el ataque sirio con una preparación masiva de artillería y un ataque aéreo que duró unos cincuenta minutos. Bajo la cobertura de este bombardeo, los enormes contingentes de fuerzas blindadas sirias iniciaron la marcha, al tiempo que otra operación helitransportada independiente se llevaba a cabo en el monte Hermon.
Esta posición era de vital importancia para los israelíes, al proporcionarles un magnífico puesto de observación de todo el campo de batalla y de los accesos a Damasco. Además, en su cima se desplegaba un puesto de radar y una unidad de observación dotada con un equipo electrónico extremadamente sensible. Las fortificaciones en la cima de la montaña dejaban que desear y la fuerza asignada a su defensa era de apenas un oficial y trece hombres.
Las fortificaciones habían sido construidas para soportar el fuego de artillería y los bombardeos aéreos, pero el sistema de trincheras que debía defender los búnkeres no había sido terminado. Cuatro helicópteros sirios cargados con tropas especiales pertenecientes a un batallón de comandos se acercaron a la cima de la montaña. Uno de los helicópteros explotó, pero los otros tres consiguieron aterrizar y proyectar a sus tropas.
Avanzando en dos columnas, los sirios penentraron en las posiciones israelíes pobremente defendidas. Esa misma tarde la posición cayó en manos sirias. El equipo electrónico capturado resultó ser de un gran valor para los asesores soviéticos que llegaron a la posición poco después.
En el sector norte, la 7ª Brigada Blindada israelí fue atacada por la 7ª División de Infantería siria apoyada por elementos de la 3ª División Blindada y un brigada marroquí. Simultáneamente, el esfuerzo principal de los sirios tuvo lugar en Rafid, donde pusieron en marcha una gran embestida por la carretera de Tapline.
La 188ª Brigada Blindada israelí, con 57 carros de combate, se enfrentaba a esos grandes contingentes sirios consistentes en unos 600 carros de combate. Las 5ª y 9ª Divisiones de Infantería estuvieron apoyadas en este ataque por elementos de la 1ª División Blindada. Las fuerzas israelíes, superadas en número y en armas, lucharon desesperadamente por cada palmo de terreno.
Carro Centurión israelí destruido, muy probablemente por una explosión interna
La brigada blindada siria que avanzaba por la carretera de Tapline fue detenida por espacio de 20 horas por un puñado de carros de combate comandandos por el joven teniente Zvika Greengold, que acababa de llegar al teatro de operaciones procedente de un permiso. Sacando a los israelíes muertos de algunos carros de combate y reuniendo hombres para sustituirlos, logró juntar una fuerza improvisada denominada «Fuerza Zvika», que se lanzó al combate con 4 carros por la carretera de Tapline en busca de la 90ª Brigada Blindada siria.
Valiéndose de la flexibilidad de su pequeña fuerza, acechando a la columna siria esa noche, destruyendo carros de combate cuando se le presentaba la oportunidad y dando la sensación a los sirios de de ser una fuerza mayor de la que era, Zvika logró contener a las fuerzas musulmanas en la carretera de Tapline. Tras un enfrentamiento sin descanso y cambiándose de carro cada vez que el suyo era dañado, Zvika acabó dirigiendo su último carro y llegando a tiempo de destruir al primer blindado sirio que penetró el perímetro defensivo del cuartel general divisional de Nafekh el 7 de octubre. Más tarde sería condecorado con la Medalla al Valor, la más alta condecoración israelí.
Zanja anticarro de la línea púrpura
Para la mañana del domingo, la 188ª Brigada «Barak» había sido destruida casi por completo por las fuerzas sirias. Los últimos restos de la misma al frente del coronel Ben-Shoham salieron de Nafekh por la carretera de Tapline para enfrentarse a los sirios en una maniobra desesperada, siendo aniquilados por los blindados sirios.
A mediodía del domingo 7 de octubre, el 90 por ciento de los oficiales de la 188ª Brigada habían resultado muertos o heridos, incluyendo al comandante de la brigada (Shoham). A últimas horas de la tarde, el único oficial superior que le quedaba a la brigada era el oficial de inteligencia. Sin embargo, esta lucha desesperada tuvo una importancia crucial, pues dio tiempo a movilizar las reservas y dirigirlas al frente.
El domingo por la noche, el general de división Dan Laner, que había recibido la misión de defender la mitad sur de los Altos del Golán, se encontraba en el Puente Arik dirigiendo literalmente el tráfico de carros de combate y formándolos en secciones y compañías a medida que iban llegando, enviándolos posteriormente al frente.
Zvika
Ese mismo domingo, 24 horas después del primer ataque, el avance de las fuerzas sirias en el sector sur estaba a apenas diez minutos de marcha del río Jordán y del Mar de Galilea. En el centro del sector sur habían alcanzado ya el cuartel general de Nafekh del general Eitan, siendo detenidos allí. Más al sur, los sirios habían tomado la población israelí de Ramat Magshimim y se disponían a seguir avanzando.
Para bloquear este avance sirio, las unidades israelíes fueron enviadas en pequeños grupos, tal y como iban llegando, hacia el frente Mientras tanto, en el sector norte, la 7ª Brigada Blindada al mando del coronel Avigdor Ben-Gal «Yanush», con una fuerza de aproximadamente 100 carros de combate, resistía en sus posiciones en el área situada entre Mas’ada y Kuneitra el ataque de la 7ª División de Infantería apoyada por elementos de la 3ª División Blindada siria, con una fuerza atacante total de unos 500 carros de combate.
La batalla rugió sin tregua durante cuatro días y tres noches, teniendo lugar cada día entre dos y tres ataques y al menos otros dos más durante al noche. La batalla había comenzado el sábado a las 14.00 horas. Para el martes por la tarde, los carros de combate sirios habían logrado penetrar las líneas israelíes y estaban por todas partes. Las tripulaciones israelitas luchaban por sus vidas. Las fuerzas de Ben-Gal ascendían ya a solo 7 carros de combate, y con una provisión de munición crítica, comenzó los preparativos para la retirada.
Yossi (izquierda) y Kahalani (derecha) tras la batalla de Kuneitra
Al teniente coronel Yossi, un jefe de batallón, le sorprendió el comienzo de las hostilidades en el Himalaya en su luna de miel. Tras innumerables peripecias logró regresar a Israel, acudir al frente y reunir una fuerza blindada improvisada con trece carros de combate dañados que habían sido retirados del campo de batalla por los servicios de recuperación.
Organizó las tripulaciones, algunas de las cuales se dieron de alta voluntariamente de los puestos de primeros auxilios de campaña, y el martes por la tarde se dirigió al sector de la 7ª Brigada Blindada al frente de su improvisada fuerza. Llegó justo cuando los restos de la 7ª Brigada se disponían a retirarse.
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La infantería apenas pudo realizar intervención alguna, pues su papel estaba reservado a la ocupación efectiva del territorio una vez que hubieran sido derrotadas las formaciones blindadas israelíes, cosa que finalmente no sucedió.