En lo legal, tomemos la “Opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre la legalidad de la amenaza o el empleo de armas nucleares” realizada en 1996 y donde las Naciones Unidas realizaron una de las pregunta más paradigmáticas a la Corte Internacional
El paso previo a un ataque nuclear ya ha sido dado, con el uso de la bomba GBU-43 en Afganistán
“¿Autoriza el derecho internacional en alguna circunstancia la amenaza o el empleo de armas nucleares?” Hubo respuestas de todo tipo por parte de los jueces, se plantearon todas las posibilidades a las que puede enfrentarse una nación, pero finalmente el tribunal no fue capaz de responder, dejando en empate entre sus miembros la respuesta, en la posibilidad inclusive de que si no se hacía uso de las armas nucleares, pudiera desaparecer un estado víctima de un ataque previsible. Estas cuestiones legales que tanto preocupan a los estados, entre los terroristas no existen, el imperio de la ley no les rige, y si asesinan y destruyen de cualquier forma, la amenaza nuclear no les impone mayores conflictos que la matanza indiscriminada de inocentes con arma cortas.
En cuanto a los resultados del ataque, debemos entender que todo territorio donde se puedan ocultar los terroristas es parte siempre de un estado, los daños para ese estado y su población, en un ataque a unos cientos de individuos, son muy cuestionables desde cualquier visión legal o moral. Deberían ponderarse la relación o no que los terroristas tengan con el estado en cuestión, y los estados a su alrededor (recordemos que un ataque nuclear afecta a todo lo que hay a su alrededor, incluido naturaleza, recursos hídricos, lluvias radiactivas, problemas de migraciones de personas afectadas por el ataque y que serían refugiados en los países cercanos…)
Dentro de esa relación encontramos: que los terroristas se encuentran dentro de algún estado, pero sin autorización de este, y en conflicto militar o policial; el estado alberga como refugios, a los grupos terroristas y por último, los terroristas están patrocinados por el estado.
A partir de las relaciones mencionadas, la responsabilidad de los estados pueden llevar acarreado una respuesta nuclear (puesto que se puede alegar que todo lo que ocurra dentro de tu territorio es responsabilidad tuya) moralmente no le quita un ápice a la barbaridad que supone una respuesta nuclear, pero dentro del derecho internacional tendría una posible defensa de cara a críticas de otros actores internacionales.
No olvidemos, como hemos dicho, que la relación entre el estado y los terroristas es muy importante y más el demostrarlo, no sería la primera vez que un grupo terrorista se aprovecha de su situación “parasitaria” dentro de un estado para que las respuestas de países externos provoquen una desestabilización del país y la región y conseguir un objetivo de hacer caer al gobierno al que se enfrentan, consiguiendo posteriormente el apoyo de otros actores y países que verían en la respuesta nuclear una muestra más de “imperialismo” occidental (si de los EE.UU. estamos hablando)
Cuando se comentaba las formas de acceder a un arma nuclear, ya se planteaba que aquellos estados que las cedan, o apoyen, o vendan su armamento nuclear corren un riesgo que sería precisamente este, una respuesta nuclear de los países atacados, con lo cual sirve de disuasión continua en este campo, pero siempre y cuando se crea de verdad que esta cuarta opción es viable.
La disuasión nuclear siempre ha sido una estrategia política problemática durante la guerra fría, puesto que continuamente exigía de uno de los contendientes que tenía capacidad para realizar una respuesta nuclear, pero sobretodo una voluntad creíble de hacerlo. Sabemos que para los terroristas sus vidas no parecen importarles tanto, pero los estados que los patrocinan son los que deben temer una respuesta, ellos y todo aquello que sea respetable y valorado por los terroristas, deben saber que cualquier objetivo puede ser puesto en peligro, ya sea con cualquiera de las respuestas vistas.
Icónico final de una película de los 80.
Como hemos visto, las cuestiones legales y morales se solapan en cuanto a la posible respuesta de los estados, siempre viéndose el estado que sufre el ataque, y la respuesta (más o menos proporcionada) que se desee mandar, con un mensaje para futuro. Ninguno por sí solo es efectivo, por más que nos guste uno u otro y es más, no son excluyentes, sino que puede aplicarse algunas de ellas en diferentes fases, y según los informes de inteligencia, y la respuesta mundial sea en uno u otro sentido. Lo que está claro es que la cuarta opción, si bien la más efectiva en términos de revulsivo y respuesta directa, es la que menos agrada a cualquiera, y no es la deseable por nadie.
Corolario
Por todo lo visto, los gobiernos deben estar dispuestos a estar siempre preparados y como ya se ha comentado, tener un control por parte de las agencias internacionales de los grupos terroristas, sus posibilidades y posibles acciones. Es incuestionable que un ataque nuclear se evita controlando tanto el material fisionable, como las armas nucleares, teniendo en todo momento localizados los arsenales actuales y antiguos, y firmando los tratados de desarme internacional.
Y por último, trabajar (y publicitar) en todas aquellas disciplinas que permitan identificar en todo momento el origen de un arma nuclear, su procedencia, y advertir a los estados que posean o toleren en sus territorios la presencia de grupos terroristas, el futuro que les espera si no controlan a estos grupos armados, y que nadie escapa a una posible respuesta nuclear (esto último fue siempre uno de los motores que mantuvo la guerra fría en estado latente, la seguridad de que el otro, respondería siempre en mayor nivel al recibido, asegurándose la destrucción mutua).
La disuasión como estrategia es vista con simpatías desde muchos campos, una disuasión que como decíamos va más publicitada a los gobiernos que los acogen o toleran que a los propios terroristas, con la desventaja moral que supone el estar continuamente amenazando a medio planeta con su destrucción nuclear, ponderando entre la extraña sensación de seguridad que plantearía la espada de Damocles nuclear, y las posibles consecuencias de un ataque terrorista nuclear.
Viene de Ataque Terrorista Nuclear – Realidad o Mito (IV)
Otro artíuclo del autor, Islas Malvinas vs Falkland Islands (I) – Historia de una isla
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