“El Manifiesto de los Persas” fue un documento firmado en Madrid el día 12 de Abril de 1814, por un grupo de diputados realistas de las Cortes de Cádiz, en el cual se establecía una defensa firme de la monarquía absoluta frente a la nueva soberanía popular establecida en la reciente Constitución de Cádiz de 1812. Para entender las causas que motivaron la redacción de este documento por parte de los realistas españoles primero hemos de comprender las circunstancias históricas que se dieron para llegar hasta este punto.
Desde que en el año 1796 España y Francia habían firmado el Tratado de San Ildefonso (tras la firma en 1795 de la Paz de Basilea; a raíz de la guerra surgida entre diversas naciones europeas, como España, contra Francia por causa del estallido de la Revolución Francesa y de la expansión de las ideas revolucionarias) se había producido una política de acercamiento entre ambas naciones, especialmente reflejada en el ámbito militar. Este hecho se vería remarcado en 1801 con la firma del Tratado de de Aranjuez, que reafirmaría la alianza entre ambas naciones en la lucha contra Gran Bretaña. Fruto de este enfrentamiento serían la Guerra de las Naranjas en 1801 o la trágica derrota en 1805 en Trafalgar.
Manteniendo la atención en la derrota de Gran Bretaña en 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau, por el cual se permitía el paso de las tropas francesas por España con el fin de ocupar Portugal (tradicional aliado de Inglaterra; que mantenía abiertos sus puertos a los buques ingleses, saltándose así el bloqueo continental decretado por Napoleón). De este modo el ejército francés comenzó a entrar en España con dirección a Portugal, sin embargo a medida que avanzaban se iban quedando con diversas fortificaciones y plazas, lo que hizo que pronto se empezase a sospechar de las intenciones francesas. Aprovechándose de su creciente situación de poder en España y de las discusiones internas por ostentar la corona entre el rey Carlos IV y su hijo Fernando VII, Napoleón decidió reunir a la familia real española en Bayona.
Reunida la familia real española en Francia, Napoleón se valió de diversas artimañas para finalmente conseguir que el 5 de Mayo de 1808 se produjesen las conocidas como abdicaciones de Bayona, mediante las cuales consiguió hacerse con la corona española. De este modo España quedó huérfana del gobierno de su legítimo rey, Fernando VII en ese momento, y pasó a ser gobernada (sin éxito alguno debido al estallido de la Guerra de la Independencia) por el hermano de Napoleón, José I Bonaparte.
Cuando la Guerra de la Independencia finalizó y Fernando VII regresó a España en Marzo de 1814 tras el abandono de esta por parte de las fuerzas imperiales francesas, gracias a la firma del Tratado de Valençay en Diciembre de 1813, encontró una nación muy diferente a la que había dejado atrás cuando marchó a Francia a reunirse con el emperador Napoleón en 1808.
Mientras Fernando VII había estado en Francia, la nación se había visto inmersa en una guerra sin cuartel contra el invasor y había seguido, debido a las circunstancias, su propio camino sin contar para ello con la monarquía. De este modo se había promulgado el día 19 de Marzo de 1812 la Constitución liberal de Cádiz, en la que quedaba reflejada en su 3º Artículo lo siguiente: “La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.”
Cuando Fernando VII llegó a España en 1814, la Constitución liberal llevaba vigente dos años y debía decidir si acatar lo recogido en la Constitución (establecida por unas Cortes que no tenían autoridad para llevar acabo semejante empresa) y establecer una monarquía constitucional liberal, o si mantener la monarquía tradicional española de acuerdo a los usos y costumbres que siempre se habían dado en España. Para ayudarse a tomar esta decisión Fernando VII decidió comprobar el estado de ánimo del pueblo para averiguar cuál era la voluntad de este. De este modo en lugar de regresar a Madrid directamente como habían establecido las Cortes decidió alternar su recorrido y pasar por varias ciudades de la geografía española como Gerona o Zaragoza, siendo recibido con gran entusiasmo por todas aquellas partes por las que pasó.
Esto supuso que Fernando VII contase con el apoyo incondicional del pueblo, que veía en el regreso del rey el final de todas las desgracias y males causados por la costosa guerra contra los franceses (en contraposición con la relativamente tranquila situación vivida por los liberales en Cádiz). El pueblo español estaba ansioso por recibir de nuevo a sus legítimos soberanos, habiendo incluso dado al rey Fernando VII el sobrenombre de “el deseado”. Al respaldo del pueblo se unió el apoyo a Fernando VII de un número de diputados realistas de las Cortes, que tras la llegada del rey a Valencia el 16 de Abril de 1814 le hicieron entrega del documento conocido como “El Manifiesto de los Persas”.
El apoyo incondicional de la mayoría del pueblo y los argumentos esgrimidos por los diputados realistas valieron a Fernando VII para adoptar finalmente una postura. De este modo en respuesta a “El Manifiesto de los Persas” el rey proclamó el Real Decreto del 4 de Mayo de1814, en el cual se defendía de las acusaciones de despotismo que los liberales habían lanzado a la monarquía y derogaba la Constitución de 1812 debido a la falta de legitimidad de esta.
El rey abogaba inicialmente por una monarquía moderada pero no constitucional, alejándose en el Decreto del siguiente modo de la acusación de despotismo: “Aborrezco y detesto el despotismo: ni las luces y cultura de las naciones de Europa lo sufren ya , ni en España fueron déspotas jamás sus Reyes , ni sus buenas leyes y Constitución lo han autorizado , aunque por desgracia de tiempo en tiempo se hayan visto, como por todas partes , y en todo lo que es humano , abusos de poder , que ninguna Constitución posible podrá precaver del todo (…).”
(seguirá….)
Está muy bien que se diga que las Cortes de Cádiz no tenían autoridad para redactar una constitución. Y que además esta se redactó de espaldas al sentir de la mayoría del pueblo español, al que decían representar.
Pues sepa usted que si no fuera por Cádiz y su importantisima defensa en aquella época poco quedaría de España tal como la conocemos hoy en día, fueron las Cortes quienes pactaron con el ejercito anglo-portugés del duque de Wellington la compra de material de guerra y apoyo a las guerrillas (aunque luego arrasaran con todo a su paso), y tambien fueron a las que se les prometió por parte de Fernando VII el respeto de la Constitución de 1812, tal como dice en su comunicado a la Regencia:
«En cuanto al restablecimiento de las Cortes de que me habla la Regencia, como a todo lo que pueda
haberse hecho durante mi ausencia que sea útil al reino, siempre merecerá mi aprobación como
conforme a mis leales intenciones.»
Y luego, de monarquía moderada nada, este señor fue lo más absolutista que ha pisado este mundo
«Quedó todo a la disposición de las Cortes, las cuales, en el mismo día de su instalación, y por
principio de sus actas, me despojaron de la soberanía… atribuyéndola nominalmente a la nación… y
copiando principios revolucionarios y democráticos de la constitución francesa de 1791… se
sancionaron, no leyes fundamentales de una monarquía moderada, sino las de un gobierno popular,
con un jefe o magistrado, mero ejecutor de las leyes, que no rey…
Por tanto… declaro que mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha constitución ni a
decreto alguno de las Cortes generales y extraordinarias y de las ordinarias actualmente abiertas…
sino declarar aquella constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto, ahora ni en
tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos.»
El dice aborrecer la ilustración porque acusaba a esa corriente de ser la causante de la Revolución Francesa, no por otros motivos.
Hasta el mismo reconoce que es el «único padre de la Nación Española» en otro comunicado tras el levantamiento del Teniente-Coronel Riego.
«Pero mientras yo meditaba maduramente, con la solicitud propia de mi paternal corazón, las
variaciones de nuestro régimen fundamental… me habéis hecho entender vuestro anhelo de que
restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de las armas hostiles fue promulgada en
Cádiz en 1812… He oído vuestros votos… He jurado esa Constitución por la cual suspirabais y seré
siempre su más firme apoyo…
Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional.»
Para luego volver con los Cien mil Hijos de San Luis y recuperar su poder absoluto, muy moderado, sí.
Fuentes:
Manifiesto de Fernando VII a la Nación. Madrid, 10 de marzo de 1820.
Decreto de Fernando VII aboliendo la Constitución de 1812. Valencia, 4 de mayo de 1814.
Carta de Fernando VII a la Regencia. Valençay, 10 de marzo de 1814
Viva España, Salud y Libertad Colectiva
Las cortes de Cadiz no reflejaban ni reflejaron el sentir general de la sociedad española
El rey solo pensaba en él y nada le importaba su pais ni sus gentes
Alguien debe explicar porque la población luchó contra la invasión napoleónica y dejó pasar a los cie;mil hijos.de san luis
El rey no quiso apoyar la petición realista de convocar cortes y someterse a ellas y exilió a realistas como el marqués de mataflorida a quien persiguió por exigirle someterse a las cortes