Acompañaban al Oregón, el Brooklyn, el Texas y el New York –que se sumaba a la batalla.
Crucero Cristobal Colón
El Colón carente de la artillería pesada, se veía imposibilitado de responder a su fuego. En esta desesperada situación, y para evitar que su navío fuese apresado, su Comandante lo lanzó sobre la costa, a las 14 horas, en la desembocadura del río Turquino. Este buque, por su mejor construcción y blindaje, no había recibido graves averías y solo tuvo 1 muerto y 25 heridos.
Y así termina esta acción naval que, desde el punto de vista estrictamente naval, no pasó de ser un mero ejercicio de tiro al blanco. Los buques de Cervera no solo estaban superados numéricamente, sino también en blindaje, velocidad y poder de fuego, los tres factores elementales de las marinas modernas.
Los norteamericanos, en cierto modo, acabaron manchando su victoria al desvalijar a la marinería y oficialidad española prisionera, encerrándola en un campo de internamiento, establecido en una isleta de Portsmouth, en New Hampshire, dirigido, según Concas, por un “mal nacido coronel de infantería de marina que se permitía toda clase de indignidades, lo mismo con los oficiales que con la marinería […] ocasionando que los infelices marineros, devorados por la fiebre y privados hasta de ir al hospital, perecieran sin poder recibir los debidos auxilios” [Concas].
Como consecuencia murieron 31 prisioneros en el cautiverio. Contrasta este trato con el que recibieron los náufragos españoles de las tropas cubanas que, a las ordenes del teniente coronel Candelario Cebreco, prestaron todo tipo de atenciones a los marinos heridos.
A continuación se cablegrafiaba al general Blanco, conminándolo a rendir la plaza de Santiago, diciéndole florituras como estas: “me sorprende mucho que estando salvado el honor del ejercito indomable, como a no dudarlo lo está, para gloria de la nación, las fuerzas de Santiago insistan en la continuación de la guerra en la que con toda seguridad no pueden ya ganar más laureles”.
El día 4 de julio, en un intento postrero de bloquear el canal, los marineros españoles hundieron el Reina Mercedes, sin conseguir su propósito. Una columna de socorro de 3.000 soldados al mando del coronel Escario llegaría con posterioridad a los combates de la loma de San Juan, logrando aguantar la guarnición otras dos semanas. Santiago de Cuba se rendiría finalmente el día 16 de julio. Y la guerra terminaría el 12 de agosto.
Viene de El Almirante Cervera y la salida de la Escuadra de Santiago de Cuba (II)
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