La batalla de Navarino, librada el 20 de octubre de 1827, fue el enfrentamiento más importante de la Guerra de Independencia Griega (1822-1832).
Con las fuerzas otomanas y egipcias teniendo el control absoluto de Grecia, los representantes de los gobiernos francés, británico y ruso concluyeron el Tratado de Londres. En sus términos solicitaba que los otomanos acordasen un armisticio y que los egipcios procediesen a la retirada. Si los otomanos rechazaban el armisticio, las tres potencias aliadas acudirían en la ayuda de los griegos con sus fuerzas navales.
Mientras tanto, los británicos realizaron un potente esfuerzo diplomático, aunque en vano, para que el gobernante egipcio, Mohamed Alí, retirase a sus fuerzas de Grecia. El 16 de agosto, las potencias europeas enviaron una nota a la Sublime Puerta exigiendo un armisticio. Cuando las autoridades turcas lo rechazaron el día 29 de agosto, los gobiernos francés, británico y ruso cursaron instrucciones a sus mandos navales en el Mediterráneo para que sometieran a las costas griegas a un bloqueo que impidiese el reaprovisionamiento de las tropas turcas y egipcias.
Como respuesta, a finales de agosto de 1827, a pesar de las advertencias de las cancillerías europeas de que no lo hiciera, Alí envió un gran escuadrón naval con refuerzos a la bahía de Navarino (Pilos) en la costa occidental del Peloponeso. El 8 de septiembre aparecieron las naves egipcias y se unieron a las unidades navales turcas fondeadas allí.
El 12 de septiembre llegó un escuadrón británico a las órdenes del vicealmirante Sir Edward Codrington frente a la bahía. Los franceses y los rusos también despacharon escuadras navales a Grecia. El 25 de septiembre, Codrington y el almirante francés Gauthier se reunieron con Ibrahim Pasha, el comandante egipcio de Grecia, para discutir un acuerdo de mediación ya aprobado por los griegos. Ibrahim estuvo de acuerdo en respetar un armisticio en tanto que llegasen instrucciones del sultán.
Dejando una fragata en la bahía de Navarino para vigilar a los navíos egipcios y otomanos que había allí, Codrington se retiró a Zante, una isla jónica de control británico.
Ibrahim fue informado de que unidades navales griegas al mando de comandantes mercenarios británicos (el almirante Lord Cochrane tenía una comisión oficial de la marina griega) continuaban las operaciones en el golfo de Corinto, en Épiro y en el puerto de Patras después de que él hubiese observado el cumplimiento acordado de alto el fuego.
Ibrahim Bajá
Posteriormente, los días 29 y 30 de septiembre, un navío de guerra a vapor griego, el Karteia, hundió nueve naves otomanas frente a las costas de Salona (Split, Croacia) en Dalmacia. El vicealmirante Codrington envió mensajes de advertencia a estos oficiales británicos, que no estaban bajo su mando, para que desistieran de semejantes operaciones; con poco efecto, no obstante.
Ibrahim protestó enérgicamente y después de ver que nada cambiaba con ello, decidió actuar. El 1 de octubre, Ibrahim ordenó a los navíos fondeados en la bahía de Navarino que acudiese en ayuda de la guarnición otomana de Patras. El escuadrón de Codrington interceptó a estos barcos a la entrada del golfo de Calidón y los forzó a regresar a Navarino.
En la madrugada del 3 al 4 de octubre, el propio Ibrahim en persona dirigió otra expedición de socorro. Aunque esta vez lograron pasar sin ser detectados por el retén británico de la bahía de Navarino aprovechando la oscuridad, un fuerte viento contrario evitó que sus fuerzas pudiesen entrar en el golfo de Calidón. Se vio forzado entonces a fondear frente a la costa de Papas y esperar a que pasase la tormenta.
Esto le dio tiempo a Codrington a llegar con su escuadrón y efectuar varios disparos de advertencia sobre los navíos otomanos. Después de meditarlo, Ibrahim decidió regresar de nuevo a la bahía de Navarino.
Continúa en Batallas navales – 1827 Bahía de Navarino (II)
La última batalla de navios de línea a vela. O al menos eso he leído alguna vez. Un problema para los egicios y otomanos era que buena parte de sus oficiales eran mercenarios occidentales…………(Hoy día los llamaríamos contratistas)
Eso reflejq el problema y decadencia de los turcos. Cuando Roma, macedonia y otros imperios dpendieron de mercenarios cayeron. Ya lo decia Maquiavelo.