U.S. Paratroopers, el entrenamiento de una unidad de élite (III)

El campamento Mackall, en Carolina del Norte, era un lugar enorme, una base militar de 25 000 hectáreas de superficie construida en apenas cuatro meses para acoger a una ingente cantidad de tropas. Inaugurado a finales de febrero de 1943, el campamento no tarda en acoger, entre sus primeros residentes permanentes, una delegación proveniente del Cuartel General de las tropas aerotransportadas (situado en Fort Benning, Georgia), encargada de instalar un centro de mando e instrucción.

Compañía A, 2.º Batallón, 506.º Regimiento paracaidista, fotografiados en camp Mackall.

Los paracaidistas de nuestro batallón, el segundo del 506.º Regimiento, cuyas aventuras hemos podido seguir en Camp Toccoa primero y en Fort Benning después, van a estar en este lugar durante cuatro meses, de abril a julio de 1943. En esta fase el entrenamiento se intensifica de nuevo, y a la vez se hace más específico. Una de las “pruebas” más habituales será llevar a los hombres para que efectúen un salto con el equipo completo, en condiciones de combate, tras el cual siguen tres días de maniobras que simulan una acción tras las líneas enemigas, lo que será su misión cuando partan a la guerra. Además de esto, los hombres serán sometidos a nuevas pruebas físicas, cada vez más duras, para atestiguar su capacidad y sus competencias. Aunque las fuentes parecen indicar que la unidad pasó por estos test con magníficos resultados, es imposible pensar que lo consiguieron todos, y no cabe duda que más de un soldado acabó por marcharse de vuelta a su unidad de origen.

Para los que quedaron, llegaba el momento de la verdad. El 10 de junio de 1943 el batallón fue asignado a la 101.ª División aerotransportada, iban a convertirse en Screaming Eagles, pero primero iban a participar en unas gigantescas maniobras, en las que fue desplegada toda la división, enfrentándose el Ejército rojo contra el azul sobre una superficie que cubría parte de tres de los estados de la Unión: Indiana, Kentucky y Tennessee, y en las que los paracaidistas tuvieron que realizar varios saltos de combate. No fue un caso único, pues a este ejercicio siguieron otros, hasta finales de julio, cuando el alto mando de la división decidió que el batallón estaba listo, y le dio el estatus de unidad operacional. Ya podían entrar en combate, pero para ello tenían que recibir un último entrenamiento, el más específico de todos, el que los prepararía para saltar sobre Normandía en la noche del 5 al 6 de junio de 1944, casi un año después.

En esta foto puede apreciarse bastante bien la inmensidad de la base Mackall.

Fort Bragg, en Carolina del Norte, se ha convertido, en buena parte gracias a Hollywood, en una especie de lugar mítico del que parecen surgir soldados increíbles, sin embargo, para los hombres del 2.º Batallón fue un destino bien real, y quienes salieron de allí no fueron supercombatientes, sino hombres corrientes convertidos en lo mejor que podía formar su país para ir a derrotar a la Alemania nazi. El viaje de Mackall a Bragg lleva a los paracaidistas a hacer una breve etapa en Kentucky, en Fort Breckinridge, pero es en este último lugar donde se siente en casa, pues tal vez sea el acantonamiento más cómodo que han tenido desde que se iniciara su entrenamiento. Y además, para mejorar la cosa, todo su equipo es renovado. Es como si fuera Navidad, pero con un incierto futuro pues todo esto solo puede significar que pronto partirán para Europa.

Terminal de ferrocarril de Weekhawken, Nueva Jersey, a donde llegaban los trenes con los soldados acantonados en Camp Shanks para partir hacia Europa.

El proceso empieza a mediados de agosto, cuando son pasados en revista por el general Lee, jefe de la unidad, y sigue el 22, cuando son trasladados, una vez más, esta vez al campamento Shanks, a la orilla del Hudson, en Nueva York, donde entre otras cosas se les inocula toda la batería de vacunas necesaria para partir al extranjero. Poco después embarcan, en buques atiborrados, para iniciar una travesía de diez días por el Atlántico, un viaje incómodo bajo el constante temor a los ataques de los submarinos, que los llevan hasta Liverpool, donde desembarcan para Aldbourne, en Wiltshire, a un nuevo campamento, relativamente confortable, hecho con barracones de madera con techo de uralita en el que permanecerán del 16 de septiembre de 1943 al 30 de mayo de 1944. Han llegada a la vieja Britania.

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