Tras haber rememorado, someramente, el proceso de puntería y disparo a bordo de un Sherman, y sin dejar de recalcar como ya nos adelantaba Dani en la entrada anterior, la dificultad intrínseca de lleva a cabo todas estas acciones durante una situación de vida o muerte, es importante fijarnos ahora en los demás componentes de la tripulación, pues mientras el tirador efectúa sus cálculos, ellos también tienen tareas que cumplir.
El conductor, ya lo hemos adelantado, tratar de colocar el carro en una posición que cumpla un doble requisito: estar desenfilada del fuego enemigo pero siendo idónea para disparar contra el contrario, y el ametrallador del casco tratar de defender el blindado de un ataque a corta distancia (en este caso sin duda una tarea de menor importancia, en realidad debía de estar listo para ocupar cualquiera de las otras plazas o solucionar cualquier problema que se le ordenara resolver). Entretanto, el jefe de carro debe de elegir qué tipo de munición se va a emplear: fundamentalmente perforante o de alto explosivo, en función del blanco. La cuestión no es baladí: si el objetivo es un carro de combate se utilizarán los primeros, pero si se trata de una pieza contracarro, entonces estos son prácticamente inútiles, lo que hace falta es uno de los segundos. Teniendo en cuenta que el cargador no tiene por qué saber cuál es el objetivo, un error de concentración del comandante del vehículo puede alcanzar una importancia enorme.
Además, y por si ya fuera poca la presión, el manual de combata exigía al jefe de carro que controlara el gasto de munición, basándose en el principio del ahorro (es decir, nada de disparar a tontas y a locas). Textualmente: “El comandante del carro debe seleccionar cada blanco personalmente, y controlar estrictamente cada disparo”. Más aún, se recomienda emplear la ametralladora antes que el cañón, siempre que sea posible, y tampoco hay que despreciar la posibilidad de pasar por encima de los vehículos enemigos con el carro, en vez de disparar contra ellos. Es raro encontrar instrucciones tan estrictas en contra del gasto, en el que fue el ejército más rico de aquel momento de la historia.
A fin de coordinar lo más posible los diferentes elementos de la tripulación, y de evitar confusiones, el jefe de carro tiene una serie de palabras clave a su disposición para emitir una orden de tiro que debe contener (entre paréntesis un ejemplo): descripción del blanco (Antitank); tipo de munición (HE); dirección de rotación de la torreta, para dar con él (Traverse right); detención de la rotación (Steady on); alcance (One, two hundred – 1200); elevación (one, zero – 10) y orden de fuego (Fire). Mientras el comandante daba estas órdenes, el cargador se ecargaba de meter el proyectil en la pieza, comprobando primero, visualmente, que este se halla en buen estado. Una vez embocado, lo empujará con el puño cerrado, para evitar que el cierre prematuro de la culata lo deje sin uno o varios dedos. Una vez hecho, indica que está listo con la palabra: Ready.
Una vez hecho, y a la orden de fuego, el artillero acciona el lado derecho del pedal que tiene junto a su pie izquierdo (el lado izquierdo de dicho pedal es para disparar la ametralladora coaxial), y el proyectil parte hacia su destino mientras se reinicia todo el proceso. En caso de no funcionar el pedal, el artillero también dispone de un gatillo. Solo queda comprobar el éxito del disparo y si no se produce, corregir el tiro e intentarlo de nuevo. Desgraciadamente, el enemigo solía estar haciendo exactamente lo mismo.
Gracias por citarme, ahora todos los lectores se estarán preguntando quien soy yo jajajajajj
En un libro sobre el Sherman en servicio en el US ARMY durante la SGM en Europa, se comentaba que las tripulaciones procuraban llevar la máxima cantidad de munición, incluso estivada en lugares no pensados para ello. Supongo que no harían mucho caso de eso de ahorrar munición.