Apodado Ronson, como el mechero, por sus tripulantes, a causa de su tendencia a incendiarse cuando era alcanzado; considerado inferior a la mayor parte de los blindados germanos a los que se tuvo que enfrentar; y, según la historia anecdótica, más fiable como arma de guerra por su cantidad que por su calidad, el carro de combate Sherman parece haber pasado a la historia como un mal producto. Sin embargo, como sucede con casi todas las armas, lo verdaderamente importantes nunca fue la máquina en sí, sino aquellos que la tripulaban.
En el Ejército Estadounidense, la instrucción de base, previa al envío de los soldados a su destino definitivo, tenía una duración de trece semanas (17, a partir de 1943), y se basaba en una serie de premisas férreas, como no entregar material alguno (fundamentalmente armas) a los soldados sin que hubieran asimilado la necesaria formación teórica con respecto a su funcionamiento, su manejo correcto y los peligros que este entraña. Cuando finalmente recibían su equipo, los soldados eran advertidos de que se les responsabilizaría de cualquier daño que causaran, al mismo o a otros, y las carencias en el mantenimiento eran severamente castigadas.
“Estoy convencido de que el primer día de la vida de un soldado es el más desestabilizador –recordaba Jimmie Ovendine– Empieza a las cinco de la mañana con el sonido melodioso de la corneta, que toca diana, seguido por el silbato del sargento primero. Me he preguntado a menudo si ese tipo dormía pues siempre estaba levantado, cuando nos acostábamos y cuando salíamos de la cama. Honradamente, puedo afirmar que estaba hecho de acero [un “sargento de hierro”]. Lo primero que hay que hacer tras bajarnos del colchón es la cama, asegurándonos de que las mantas estén lo suficientemente tensas como para que la moneda que arrojará el oficial de servicio cuando venga a inspeccionar las habitaciones rebote sobre ellas; y las letras U.S. deben estar correctamente situadas. Además, tu segundo par de zapatos debe de estar perfectamente embetunado y colocado a los pies de la cama, la ropa perfectamente colgada, tal y como marcan las normas, y el material de campaña ordenado. Hay que barrer y pasar el trapo y asegurarse de que no hay polvo en la tienda de campaña. Parece imposible, pero se consigue.
Tras haber acabado de limpiar su zona, uno se abalanza hacia los aseos, que están al menos a doscientos metros de la tienda de campaña. Hay una instalación por compañía, de 120 hombres, cada una con doce lavabos y doce váteres. No hay manera de describir la escena que sigue, cuando uno tiene que lavarse, afeitarse y hacer las otras cosas necesarias, todo a la vez, pues solo se dispone de quince minutos para todo. A continuación viene el toque de llamada y la distribución de tareas para la jornada […] Tras el desayuno empieza el entrenamiento previsto. El uniforme que se lleva ese día es el de faena, con los correajes, las polainas, el casco de acero y el arma”.
Una vez terminada la primera fase del entrenamiento, los reclutas serán enviados a sus armas de destino, es entonces cuando empieza la vida del carrista propiamente dicha, un destino al que son enviados, con preferencia, todos aquellos con conocimientos mecánicos, fundamentalmente soldados provenientes de regiones agrícolas, donde es frecuente el uso de maquinaria pesada, o aquellos que han salido de institutos técnicos. Una vez incorporados al Tank Corps, su entrenamiento cambia radicalmente pues a partir de ahora ya no va a ser individual, ya que para que el carro funcione es necesario un buen equipo, lo que además potenciará la voluntad de emulación y superación entre los miembros del mismo.
¿Desde cuándo un carro de combate es un blindado, en vez de un medio acorazado?
Muy interesante hablar sobre el entrenamiento del ARMY. Según he leído a medida que avanzaba la guerra los relevos e incluso las nuevas divisiones cada vez estaban peor entrenadas, lo que no concuerda con el aumento del tiempo de entrenamiento.
Por comparar, los pilostos novatos cada vez estaban mejor entrenados
Buenas, en la serie de «Hermanos de Sangre» se ve la idea de tiempo de preparación. El grupo estuvo en el campamento las 13-17 semanas correspondientes, y luego casi dos años en Inglaterra entrenando, eso es lo que perdían los nuevos reemplazos, ese periodo de paz en que trabajaban y se entrenaban y hacían grupo. Al final de la guerra, los soldados llegaban a sus unidades con cuentagotas y sin tiempo muchas veces de formar equipo (ejemplo de la película «corazones de acero» donde la dotación del carro llevaba desde África)
Eso valdría para los reemplazos individuales, pero no para las nuevas unidades que llegaban como tales a Europa.
El Sherman donde mas luchó fué en el frente del Este, en ambos frentes por cierto tanto el Germano como el Nipón. En manos Soviéticas se enfrentó a toda clase de bestias, Tigres incluidos, saliendo airoso de algunas de ellas. En grandes batallas (como la de Berlín) lucharon regimientos compuestos completamente por estas máquinas. Los Soviéticos lo tenían en buena estima.
Sorprende que después de tanto que se ha hablado de los Sherman prácticamente no se escuche nada del teatro donde mas se usó, cosas de la propaganda supongo.