El día anterior dejamos al comandante Gallery a punto de dar la orden a la agrupación de combate de dirigirse a Casablanca para repostar combustible.
No habían pasado diez minutos, cuando bajaba a su camarote a descansar un rato, cunado Gallery recibió un mensaje urgente de uno de sus destructores de escolta, el USS Chatelain (DE-149): “Posible contacto. Parece un submarino”. El comandante miró el reloj del puente e hizo una anotación en el diario de bitácora: 11:09 am, 4 de junio de 1944.
De inmediato dio la orden de maniobra al Guadalcanal para que se alejara del lugar donde se sospechaba que se hallaba el supuesto sumergible. Aunque se trataba de un navío relativamente pequeño, todavía era un magnífico blanco para el enemigo. Para aproximarse y atacar al submarino tenía otras unidades mejor diseñadas.
El USS Pillsbury (DE-133) y el USS Jenks (DE-665) se unieron al Chatelain cuando éste ponía su proa hacia el lugar que indicaba el sonar. Entonces, una vez que se confirmó que había un submarino bajo el agua, comenzó el ataque sin demora.
El Chatelain estuvo situado justo encima del navío enemigo en pocos minutos. Si lanzaba entonces cargas de profundidad caerían popa de donde se suponía que estaba el submarino. Así que lanzó una serie de 24 cargas de erizo en la dirección que calculaban que seguía el submarino. Los miembros de la tripulación observaban el mar, buscando el casco del submarino en una eventual salida a la superficie, o manchas de aceite y restos en caso de que lo hubieran tocado.
USS Chatelain
No se vio nada. El Chatelain maniobró rápidamente para adelantar al submarino. Desde aquella posición podría lanzarle cargas de profundidad que podrían caer sobre el submarino a unos 60 metros de profundidad. Arriba, en el cielo, dos cazas volaban en círculo sobre el lugar donde los pilotos creían ver sombras en las profundidades, marcándolo. El Chatelain, volvió a dar la vuelta y cuando se aproximaba a la posición situada por delante del punto marcado por los aviones, arrojó nuevas cargas de profundidad. Los detonadores habían sido ajustados para que estallaran a poca profundidad.
Las nuevas cargas eran mucho más poderosas que las empleadas con anterioridad, cargadas con 16 kilos de un nuevo explosivo llamado Torpex, un 50 por ciento más poderoso que el TNT. El lanzamiento se ajustó según los datos que suministraban los pilotos, que tenían visual con la sombra subacuática. Uno de los pilotos comunicó que estaba viendo una mancha de aceite.
Siete minutos después de que estallara la primera carga con su geiser, comenzó a haber evidencias de que habían provocado daños. Efectivamente, se estaba formando una enorme mancha de aceite en el área donde habían estallado las cargas. Habían logrado dañar al submarino.
Daños en el U-505
En el Guadalcanal, Dan Gallery observaba y supervisaba la actividad desde la distancia, esperando informes. Entonces dio la orden a los destructores de que prepararan sus equipos de abordaje. A continuación llegó confirmación de los destructores. El submarino estaba emergiendo. Había llegado por fin la oportunidad de poner el plan en marcha.
Oteando con los binoculares descubrió al submarino alemán, saliendo entre un mar de espuma. Estaba muy cerca del Chatelain, solo a unos 600 metros de distancia. Si alguien trataba de llegar al cañón de superficie del submarino se le largaría una andanada prácticamente a quemarropa.
Entonces, tal y como estaba planeado, abrieron fuego sobre él los destructores y los aviones. Mientras tanto, a bordo del submarino, el teniente Harald Lange, capitán del U-505, había ordenado activar las cargas de demolición y la apertura de las válvulas del submarino. Ordenó a su tripulación abrir todas las escotillas, echar las balsas de socorro al agua y abandonar el navío en cuanto éste estuviera en la superficie. Eso evitaría que los hombres fueran succionados con el hundimiento del submarino.
El timón se había quedado atascado a estribor, y con el submarino navegando en círculo y el proceso de inundación ya comenzado, el capitán Lange sabía que tenía solo unos minutos para que toda la tripulación estuviera arriba y a salvo. Cuando éste abrió la escotilla del puente estuvo a punto de ser alcanzado por una bala del diluvio de fuego que estaban largando contra el submarino. Al ver lo que sucedía en superficie, Lange urgió a los miembros de la tripulación a dejar lo que estuvieran haciendo y a apresurarse a abandonar el submarino.
Llega el grupo de abordaje desde el Pillsbury
La tripulación comenzó la evacuación tan precipitadamente que dejaron las máquinas en funcionamiento. Los preparativos para demoler la nave fueron también abandonados. En el Chatelain, su capitán, Dudley Knox, observaba el progreso del submarino. Albergaba la preocupación de que algunos miembros de la tripulación se hubieran quedado dentro y que el navegar en círculo tuviera por propósito alinear al submarino para un ataque con torpedos sobre su barco. Knox ordenó el lanzamiento de un único torpedo que paso por la proa del U-505, no impactando por unos pocos metros.
Gallery había dado órdenes de que los destructores y los aviones cesaran el fuego y enviaran al primer grupo de abordaje desde el Pillsbury. A los demás navíos les dio instrucciones para que comenzaran a recoger náufragos el mar. Ahora quedaba el peligro de que las cargas de demolición del submarino estallaran con la partida de abordaje en su interior. No obstante, debían darse prisa, pues el submarino podría hundirse en cualquier momento.
Una lancha motora partió del Pillsbury con nueve marineros abordo al mando del teniente Albert David. No tenían modo de saber qué les esperaba bajo la cubierta del submarino. Podía haber todavía alemanes a bordo. Debían hacerse con el control de la nave alemana lo antes posible, antes de que se hundiera. Tenían que encontrar el lugar de la inundación y detenerla. Existía también la posibilidad de que todo volara por los aires en cualquier momento.
Continuará…
Viene de Planificación y captura del U-505 por el Grupo de Combate 22.3 (1.ª Parte)
Sigue en Planificación y captura del U-505 por el Grupo de Combate 22.3 (3.ª Parte)
…………..no voy a expresar lo que he sentido al ver que cortabais la narración en el momento más interesante porque quedaría muy mal jajjajajja
En fin, a esperar la próxima parte.
Hace años leí una novela (que creo que estaba bien documentada) sobre la tripulación de un buque de escolta británico. En toda la guerra solo destruían tres submarinos y eso que no paraban de navegar y de combatir escoltando convoys durante toda la guerra. Y es que no era nada fácil esa misión.