Paracaidistas en El Alamein (IV)

Mientras narrábamos los combates del 7.º Batallón del Queen’s Royal contra la 22.ª y 6.ª compañías de paracaidistas italianos en el extremo norte de la zona avanzada del eje, dos escuadrones de los ingenieros reales, el 4.º y el 21.º, trabajaban intensamente, bajo el fuego de la artillería y de las ametralladoras, para abrir cuatro pasos en el campo de minas “Enero”, a fin de facilitar el paso de los carros de combate que tenían que sumergir la posición italiana. En su ayuda acudieron diversos vehículos blindados, entre ellos seis carros de combate Scorpion, diseñados para este tipo de tareas.

A la 1.00 horas del día 24, habían conseguido despejar tres pasos, y en torno a la 1.30 entraron en combate las compañías A y B del 1.er Batallón de la Rifle Brigade. La primera inició el progreso por el paso norte y el central (los dos al norte de los cuatro previstos), y no tardó en arrollar tres nidos de ametralladora italianos, pero cuando se acercaban a la posición principal, defendida por el campo de minas “Febrero” y por las compañías de paracaidistas 20, 21, 16y 17, recibió el contrataque de dos secciones de la Folgore, que se lanzaron sobre ellos a golpe de granada, apoyados por una pieza contracarro. Más tarde, la pieza sería encontrada rodeada por los cadáveres de sus sirvientes, pero las bajas sufridas por la compañía A, a la que solo le quedaban 40 hombres, obligaron a esta a detener su ataque. Más tarde sería amalgamada con la compañía B. Entretanto, esta compañía había tratado de cruzar la tercera brecha, pero se había visto contenida por una posición de ametralladoras especialmente activa, que obligó a los hombres a pegarse al suelo para sobrevivir. Entonces, el general Harding, al mando de la 7.ª División Acorazada, decidió enviar a los carros de combate mientras aún estaba oscuro y todavía tenían alguna posibilidad de avanzar sin verse sometidos a un fuego excesivamente certero por parte de la artillería y las piezas contracarros de los defensores.

 

Orden de batalla de las unidades participantes en la ofensiva (todas ellas de la 7.ª División Acorazada)

De la 4.ª Brigada Acorazada el Royal Scots Greys y las dos compañías citadas del 1.º The Rifle Brigade.

De la 22.ª Brigada Acorazada el 5.º Royal Tank Regiment.

Por las brechas del norte (las de la compañía A) avanzaron los carros del 5.º Royal Tanks mientras que por la otra (la de la B) avanzaron los Scots Greys con apoyo de la infantería que se había tenido que pegar al suelo. El empuje blindado fue crucial, y pronto habían conseguido rodear y liquidar varias posiciones de ametralladoras y de piezas contracarro de las compañías 6.ª y 19.ª, algunos de cuyos combatientes consiguieron escapar (en la 6.ª, 17 de los 130 infantes que tenía al inicio del ataque). Así lo recuerda, sin duda de un modo un tanto deslavazado y repetitivo, uno de los supervivientes, Gino Compagnoni en Altri Tempi:

“A media noche el fuego de artillería empezó a remitir, mientras se tendía una densa barrera de humo ante nuestras posiciones, de modo que no pudimos ver el campo de batalla. Sin embargo, podíamos oír el ruido de los vehículos acorazados. Según se fue alzando el humo por nuestro flanco izquierdo vimos una escena inolvidable: una multitud de Bren Carriers, carros de combate, tropas a pie y soldados montados en camiones y vehículos acorazados. Todos estábamos sorprendidos y maravillados por semejante despliegue masivo de medios blindados y soldados, con su inmensa superioridad de armas pesadas. Entonces, algunas de estas unidades, que estaban avanzando hacia nosotros, flanquearon nuestras posiciones y siguieron avanzando hacia la posición principal. Para entonces, de hecho, había sido completamente rodeada por dichos vehículos blindados.

Fue entonces cuando el teniente Brandi dijo: ‘Ya está, la batalla ha comenzado’.

La primera acción de la noche específicamente dirigida contra nosotros se llevó a cabo con medios acorazados. Avistamos un carro de combate, que liderando una pequeña formación acorazada, se dirigía hacia nosotros a toda velocidad. Cuando llegó a una distancia de unos 300 m de nuestra posición, la tripulación del carro nos avistó. Entonces, el tanque empezó a disparar trazadoras que pasaron justo por encima de nuestras cabezas. Luego siguió adelante hacia la zona de resistencia.

Unos minutos más tarde, dos vehículos acorazados y una veintena de soldados a pie, que estaban en nuestra retaguardia, también nos avistaron, dieron media vuelta y se dirigieron hacia nosotros. Mientras los vehículos pasaban junto a nosotros, el teniente gritó en voz alta la orden de atacar. Entonces, salimos de un salto de nuestras trincheras y arrojamos granadas contra nuestro enemigo. Una de ellas, arrojada por nuestro jefe, estalló junto al flanco de un coche blindado, sin causar ningún daño. Entonces, con fuego de nuestras ametralladoras, obligamos a los soldados a tirarse al suelo. Durante este intercambio de fuego el contrario sufrió algunas bajas. Cuando cesó este primer desafío a nuestras posiciones, volvimos a atrincherarnos en ellas. El asalto volvería a comenzar unos minutos después, por nuestro flanco izquierdo, cuando un grupo de infantes que seguían a un vehículo acorazado se acercó a nuestras trincheras. Este pasó por encima de nuestro pozo de tirador y siguió adelante. Mientras reposicionaba mi ametralladora y empezaba a disparar, nuestro mortero se unió a la acción. Durante este largo intercambio de fuego, sufrimos las primeras bajas. Recuerdo a Possini gritando, pues había sufrido una herida en su pierna derecha cuando las cadenas del carro de combate pasaron por encima de nuestra posición y de su cuerpo. El sargento Bodriti había sufrido un disparo y su cara sangraba profusamente. El cabo Maiolatesi también había sido herido, en la mano, que más adelante le sería amputada.

Mientras atendíamos a nuestros camaradas heridos, otro vehículo acorazado, acompañado por más soldados a pie, retomó el asalto contra nuestra posición. Nuestro teniente nos ordenó de nuevo que abandonáramos nuestras posiciones y pasáramos al ataque con granadas, que lazamos contra el vehículo y la infantería. Al ser alcanzado por una de las granadas arrojadas por el teniente, el vehículo aceleró y volvimos a nuestras posiciones.

Un rato más tarde un carro de combate británico rugió frente a nuestra posición disparando proyectiles trazadores. El teniente Brandi estaba tumbado sobre la trinchera cuando fue alcanzado en la cara por una ráfaga de ametralladora y su cuerpo cayó al interior de la trinchera. Le colgaba parte de la mandíbula y era incapaz de hablar con claridad. Lo atendí con rapidez y corté la hemorragia […]. Al amanecer una formación de diez Bren Carrier y unos pocos carros de combate nos rodeó y, unos minutos después, como toda resistencia era inútil, nos vimos obligados a rendirnos y a salir de nuestras trincheras. Fuimos capturados”.

Interesante comentario, en el que siempre queda la duda de si es un solo ataque narrado varias veces, dos o más.

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