En marzo de 1942, mientras el ejército japonés ascendía por Birmania hacia la India y poco antes de que los Japoneses lanzaran varios ataques aeronavales contra las bases británicas en Ceilán, Alan Moorehead, corresponsal de guerra, viajó hacia el subcontinente para seguir de cerca la misión de Sir Stafford Cripps, encaminada a lograr el apoyo de la población india al esfuerzo de guerra aliado a cambio de un proceso de independencia que se iniciaría una vez que terminara la guerra. La misión fracasó, pero durante esos días Moorehead tuvo la ocasión de entrevistarse con M.K. Gandhi, uno de los personajes más singulares del siglo XX, sobre la idea de <<no violencia>> y la amenaza japonesa, que entonces se cernía sobre el subcontinente. A continuación aportamos las respuestas que Gandhi dio al reportero tal y como este las relata en el volumen segundo de su <<Trilogía Africana>>.
China: La Masacre de Nanjing.
<<Empecemos entonces por China –dijo- los chinos cometieron el error de luchar contra los japoneses y la lucha aún continua. Si no se hubieran opuesto a los japoneses ni alzando sus armas ni destruyendo sus cosechas, si simplemente se hubieran abstenido de cooperar con los japoneses, entonces al final los japoneses habrían sido derrotados.>>
<<Llevada a su consecuencia lógica la no-violencia podría haber supuesto el muerte de hasta el último chino, pero no creo que se hubiera llegado a eso. Los japoneses no podrían haber seguido matando a la gente. No es humano seguir matando cuando no hay resistencia>>.
<<En Australia y América, prácticamente todos los nativos han sido aniquilados por los hombres blancos. Ellos, también, cometieron el error de resistir violentamente. Si no hubieran luchado y simplemente hubieran rehusado cooperar, el hombre blanco habría dejado de matarlos>>.
A estos argumentos Moorehead relata que se opuso diciendo que: <<seguramente la sumisión y la esclavitud son males peores que los que se sufren manteniendo fuera a los invasores>>.
<<No –contestó Gandhi-. Si luchas eres destruido de todos modos. Si resistes no-violentamente tienes una posibilidad de supervivencia. Hay 350 millones de personas en la India. Los japoneses no pueden destruirlos a todos>>.
<<Recuerda –continuó Gandhi- la no violencia requiere un tipo de valentía aún mayor que la violencia. Debes de estar preparado para entregar tu vida, más incluso>>.
El entrevistador: Alan Moorehead.
Después de que Moorehead tratara de argumentar sobre la posibilidad de supervivencia del soldado y la satisfacción que da la victoria, Gandhi le contestó: <<¿Pero qué sentido tiene discutir esto en lo que a la India se refiere? El pueblo no está armado. ¿Qué sentido tienen resistir a los japoneses si tienen armas mejores? Nos aniquilarán>>.
<<Suponga que producimos tantas armas como los japoneses>>. Apuntó Moorehead.
<<Entonces simplemente nos destruiremos el uno al otro>>.
<<Suponga entonces –dijo el periodista- que tenemos, como pienso que sucede, armas mejores>>.
<<Entonces tampoco querría luchar. No quiero destruir a los japoneses. Si un niño pequeño me ataca no uso mi fuerza superior para aplastarlo. Eso no sería humano. Destruir no es humano>>.
<<Entonces no hay ninguna circunstancia en la que usted podría luchar>>. Preguntó finalmente el periodista.
<<No>>.
El entrevistado: Mohandas K. Gandhi.
Con respecto a que haría él, Gandhi dijo poco después: <<Concuerdo, después de todo, en que nuestros intereses son los mismos; ambos queremos la India para los indios y queremos que los japoneses se queden fuera>>.
<<Deme el control de la India y resistiré a los japoneses, pero no mediante la lucha>>.
<<los dejaré desembarcar. Entonces, por medio de la no-cooperación, a pesar de que maten a mi pueblo, evitaré que posean la India>>.
Sin duda un testimonio interesante y que puede dar pie a un jugoso debate.
Personalmente no creo en este movimiento de «no resistencia», por naturaleza el hombre tiene el instinto de supervivencia siempre puesto en «ON», en caso de una ocupación me niego a creer que nadie se quede sentado en el suelo con las manos alzadas y agitándolas tipo indignado en la Puerta del Sol a la espera de un disparo en la cabeza y más aún para ser el primero en morir de ese modo.
Por otro lado pienso en la Francia de 1940 hasta 1944, y pienso, quitando los focos de resistencia, ¿la actitud del pueblo francés hacia la ocupación fue de cooperación ó miedo, indiferencia, resignación…?
Interesante comentario Francisco Javier. Permíteme algunas consideraciones.
Empezando por tu final, todo movimiento de resistencia debe basarse en la voluntad y en los medios. Por lo que se de la resistencia francesa (probablemente extrapolable a otras), esta se precticó de muchas maneras. Aunque los asaltos y los sabotajes fueran las acciones más espectaculares, y también las más costosas en represalias, hubo muchos otros medios, entre ellos y muy principalmente la información. Por ejemplo, los mapas BIGOT de las posiciones defensivas alemanas en Normandía que emplearon los aliados eran más precisos que los de los propios alemanes; sobre cada bombardeo que se efectuó para aislar las comunicaciones alemanas desde o hacia la cabeza de playa recibieron los aliados información muy precisa sobre los efectos causados; las locomotoras se averiaban, los indicadores de carretera desaparecían, se copiaban documentos… o la leche estaba cortada. «Resistir» puede ser muchas cosas.
Por otro lado la idea de no-violencia de Gandhi, per se, se opone a la de resistencia tal y como la he definido hasta aquí. Gandhi proponía tratar a los invasores como si no existieran, en cierto modo: no obedecer sus órdenes, no darles nada, no cederles el paso, no rendirles pleitesía… pero todo ello sin hacer lo contrario de lo que ordenaban, quitarles cosas, ir a meterse voluntariamente en su camino o insultarlos. En este sentido tal vez no haga falta apagar del todo el sentido de supervivencia.
Por otro lado creo que, en virtud del texto, el error de Gandhi no fue la idea de no violencia en si, sino la aplicación que proponía hacer de ella. Gandhi y su gente practicaron la no-violencia de un modo bastante activo en la medida en que tuvieron que soportar en más de una ocasión las cargas y los palos de la policía británica, y lo hicieron simplemente quedandose quietos, superando -como creía Gandhique debía ahcerse- el instinto de supervivencia con la razón. Pero esto estaba muy bien en un ámbito, llamémoslo, «doméstico» y frente a un poder dominante «razonable». El Reino Unido no tenía una política de aniquilación en la India, sino de control económico, político y social, y no puede haber tal control sin población. Por eso la no-violencia funcionaba.
Sin embargo el caso japonés podría haber sido distinto. Por suerte nunca hemos llegado a ver en la India la oleada de matanzas iniciales y el régimen de esclavitud posterior que aplicaron los japoneses en algunos países de la «Esfera de co-prosperidad asiática».
Y sin duda el caso alemán fue distinto. No hay ejemplo más evidente y malogrado de no-violencia que el camino de los judíos hacia la aniquilación en las cámatas de gas. Está perfectamente documentado que aquellos hombres fueron incapaces de seguir matando a pesar de que no había resistencia.
Un saludo.