Ediciones Salamina apuesta por el teatro de operaciones del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial con su reciente publicación de una de las obras clásicas sobre la batalla de Midway.
Este estudio de la batalla de Midway fue retraducido a partir de la obra original japonesa y publicado por el Instituto de Historia Naval de Estados Unidos en 1992, incluyéndolo en su colección de Clásicos de la Literatura Naval. Ampliamente reconocido por las revelaciones y puntos de vista de sus autores, el libro va más allá del relato de la batalla que cambió las tornas en la Guerra del Pacífico, ahondando en sus orígenes profundos y ofreciendo un agudo análisis crítico de las causas de la derrota japonesa.
Mitsuo Fuchida, que dirigió el primer ataque aéreo a Pearl Harbor, mandaba el grupo aéreo del portaaviones Akagi y posteriormente elaboró un estudio de la batalla en la Escuela de Guerra Naval japonesa. Masatake Okumiya, uno de los primeros pilotos de bombarderos en picado japoneses, se hallaba a bordo del portaaviones Ryujo, y posteriormente sirvió como oficial de estado mayor en una división de portaaviones.
En su obra muestran que la operación fue mal concebida y deficientemente planeada y ejecutada, y exponen sin ambages sus conclusiones sobre cuáles fueron las causas y los principales responsables del descalabro japonés, que irían bastante más allá de la excelente labor de la inteligencia enemiga que permitió a los estadounidenses anticipar con precisión dónde y cuándo sería el siguiente ataque nipón. No cabe dudad de que, a pesar de los años, sigue siendo una valiosa contribución a la literatura sobre la Segunda Guerra Mundial.
Según Masatake Okumiya, piloto veterano y coautor del libro:
La Guerra del Pacífico fue testigo, por fin, de la llegada de la era del poder aéreo. Tan preponderante devino el elemento aéreo en la guerra naval que las batallas entre grandes flotas de superficie se decidieron sin intercambio alguno de disparos. Y tan decisiva fue la fuerza del poderío estratégico aéreo, complementado, sin duda, con el desgaste causado por los submarinos norteamericanos, que el Ejército y la Marina japoneses fueron forzados a la rendición sin que un solo soldado enemigo hubiese puesto el pie en nuestro suelo.
La batalla de Midway fue la espectacular derrota sufrida por Japón en este nuevo tipo de guerra. En junio de 1942 yo ya tenía experiencia en operaciones con fuerzas de portaaviones y mi destino me situaba en una posición privilegiada para seguir el desarrollo de la batalla en su totalidad. Además, para obtener más datos, he recorrido tres veces Japón desde el final de la guerra entrevistando a antiguos oficiales navales que participaron en la batalla.
Como resultado de mis estudios, estoy firmemente convencido de que la Guerra del Pacífico fue iniciada por hombres que no entendían el mar y combatida por hombres que no entendían el aire. De haber habido mayor comprensión del mar y del aire, Japón hubiera ponderado más cuidadosamente el sentido de ir a la guerra. E, incluso si hubiera decidido que no era posible otro camino, muchas de las estupideces que cometió podrían haberse evitado.
Debido a que juzgó el mar con estándares de tierra y a que aplicó a la guerra aérea los conceptos de la lucha en el mar, el trágico destino de Japón quedó sellado. Si volviéramos a subestimar la importancia del poder aéreo, llegaría el día, en que pagaríamos por tal negligencia –políticamente, económicamente o de otras formas.
A los japoneses les cuesta criticar a sus superiores, pero cuando lo hacen ya no hay medias tintas. En un párrafo los ha puesto a caer de un burro.