Dunham participó en las campañas del Norte de África (1942), Sicilia (1943), y Francia (1944-45) en las que fue condecorado con la Medalla de Honor del Congreso, la Estrella de Plata, la Estrella de Bronce, la Cruz de Guerra (Croix de Guerre), el Corazón Púrpura y el pasador de infantería de combate.
Russell E. Dunham nació en East Carondelet, Illinois, el 23 de febrero de 1920. Siendo un adolescente se mudó a San Luis a vivir con su hermano Ralph, donde los dos vendían sopa y tamales para sobrevivir en una región afectada todavía por la Gran Depresión. Se alistó en el ejército en 1941 y fue destinado a la I Compañía del 30º Regimiento de Infantería de la 3ª División de Infantería.
El momento más glorioso del sargento Dunhamm ocurrió el 8 de enero de 1945, cuando su unidad combatía en las afueras de Kayserberg, Francia, durante las operaciones del ejército para despejar la Bolsa de Colmar en Alsacia. Los norteamericanos se enfrentaban a la 708 División Volksgrenadier y 189 División de Infantería del ejército alemán.
Cuando encabezaba una sección de la Compañía I como parte de una penetración local, la unidad de Dunham se vio sometida a un intenso fuego de ametralladora procedente de las posiciones atrincheradas alemanas que disparaban colina abajo. Los proyectiles de la artillería germana empezaron a caer inmediatamente detrás de los norteamericanos. La retirada ya no era una opción.
Dunham junto a otro Medalla de Honor aquí reseñado: Lucian Adams, el tornado de Texas
Tomando la iniciativa en un esfuerzo por salvar a sus hombres, el sargento Dunham , sin ayuda de nadie, se precipitó sobre el cañón que tenía más cerca. Llevaba puesto un chaleco de camuflaje blanco confeccionado con una funda de colchón, que apenas lo ocultaba mientras se aproximaba al cañón. Entonces una bala le impactó en la espalda, girando su cuerpo y cayendo colina abajo.
Dunham se recuperó y avanzó de nuevo cuando una granada alemana le cayó a los pies. Instintivamente le dio una patada y continuó hacia la posición enemiga. Disparando a quemarropa, mató al artillero y a su ayudante antes de agotar la munición de su rifle. Saltó dentro del emplazamiento y sacó a un tercer alemán agarrado por el cuello de la guerrera, empujándolo posteriormente colina abajo. Más tarde bromearía «el capitán nos dijo que necesitaban prisioneros».
Recibiendo entonces fuego de un segundo nido de ametralladoras, Dunham cogió un fusil y se dirigió cautelosamente hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para lanzar dos granadas, destruyendo la ametralladora y matando a su dotación. Cuando esta segunda posición comenzó a recibir fuego, Dunham repitió su exitosa técnica, arrastrándose unos 50 metros hasta que tuvo al alcance a una tercera ametralladora. Entonces esperó a que los alemanes acabaran la cinta y tuvieran que cambiar el cañón incandescente de la ametralladora, lanzando más granadas en la posición y matando a los ametralladores allí apsotados.
En total, durante un episodio que había durado quizás 10 minutos, Dunham habia matado a nueve alemanes, herido a siete y capturado a dos. A pesar de lo serio de la herida de su espalda, cuya hemorragia comenzaba a traspasar su chaleco de camuflaje, Dunham se resistió a acudir a recibir atención médica. Más tarde diría «estaba agotado, pero no quería regresar. Todavía teníamos cosas que hacer».
Sorprendentemente, las peripecias del sargento Dunham no habían acabado todavía. Regresando a su unidad antes de que sus heridas hubieran cicatrizado del todo, Dunham fue capturado con la mayoría de su batallón el 22 de enero durante una breve contraofensiva blindada alemana cerca de Holtzwihr, Francia. Fue encontrado escondido en un barril de chucrut, pero mientras lo registraban, cuando sus captores encontraron un paquete de cigarrillos se distrajeron y olvidaron quitarle la pistola a Dunham.
Mientras era trasladado a un campo de prisioneros de guerra, el conductor alemán paró a echar un trago y Dunham se aprovechó de la ocasión. Disparó al guardia que quedaba y escapó a pie, sufriendo de congelación en su camino de regreso a las líneas alemanas.
Russell Dunham recibió la Medalla de Honor el 11 de mayo de 1945, por sus acciones en Kaysersberg. El general Alexander Patch remarcó que el desempeño de Dunham salvó las vidas de 12o soldados norteamericanos.
Después de la guerra Dunham trabajó durante 32 años en la oficina de San Luis de la Adminsitración de Veteranos. Regularmente impartió charlas en colegios o a veteranos sobre ese día de enero de 1945, aunque mostrando siempre una acusada modestia en relación a sus logros. «No puedes sentirte orgulloso de matar a alguien. No ganas una medalla. Esto no es un campeonato. Simplemente la recibes. Y no la recibes por cuantas personas hayas matado sino por cuantas has salvado». Dunham murió el 6 de abril de 2009 en Godfrey, Illinois, y está enterrado en el Valhalla Memorial Park de Godfrey.
Muy bueno como siempre