Nacido en Fulton, Nueva York, el 24 de noviembre de 1919, Barrett fue llamado al servicio militar en Albany, Nueva York el 29 de octubre de 1940. Tras completar el periodo básico de instrucción, fue destinado como fusilero al 18.º Regimiento de Infantería de la 1.ª División de Infantería, la «Gran Uno Rojo».
Barrett era, probablemente, el más bajo de todo el regimiento, con su 1,64 metros. En la mañana del 6 de junio de 1944, Día D, formó parte de un grupo de reconocimiento de tres hombres al que le habían asignado el cometido de establecer un punto de reunión en Playa Omaha para las fuerzas del regimiento, radiar la ubicación de dicho punto al barco que transportaba al regimiento, y luego esperar la llegada de la unidad.
Las cosas no salieron como estaban planeadas. Llegando a mediodía como regimiento de reserva, el 18.º esperaba encontrar la playa asegurada y el ataque en marcha hacia el interior. Sin embargo, las posiciones alemanas habían sobrevivido al bombardeo preparatorio quedando casi intactas y en condiciones de soltar un verdadero diluvio de fuego contra los soldados que intentasen poner un pie en la playa.
Barret, que fue depositado en un lugar en el que le llegaba el agua al cuello, se dirigió a la playa cerca de Saint-Laurent-sur-Mer, que estaba inmersa en el caos. En lugar de la misión relativamente simple que esperaba llevar a cabo, el joven soldado se encontró luchando por su vida.
Reaccionando rápidamente a circunstancias desesperadas, Barrett, exponiéndose en repetidas ocasiones a un intenso fuego de armas ligeras y morteros, regresó al rompiente, adonde llevó a varios camaradas heridos a la lancha de evacuación que esperaba un poco más adentro, salvando las vidas de muchos hombres que hubieran tenido una muerte segura de haber quedado en la playa en espera de ayuda médica.
A continuación, Barrett volvió a la playa, donde continuó exponiéndose al nutrido fuego alemán que infligió 2.500 bajas ese día a los norteamericanos. Demostrando un liderazgo mucho mayor del que se esperaría de un joven soldado, Barrett hizo las veces de guía, asistió a los soldados conmocionados y a los heridos, y llevó numerosos mensajes en toda la extensión de la playa que se intercambiaron los oficiales que trataban de recuperar el control de la situación.
Barrett no ganó ese día la Medalla de Honor por matar soldados enemigos sino por salvar las vidas de sus camaradas y pro arriesgar su propia vida para ayudar a restablecer la situación, que durante parte de ese «día más largo» pareció desesperada. Aunque fue uno de los cuatro únicos hombres que fueron condecorados con la Medalla de Honor por su heroísmo en el Día D, a Barrett nunca le llegó la fama, y sus amigos soldados afirmaron que su vida fue sombría tras la guerra.
El soldado Barrett permaneció en el Ejército como cocinero y especialista de intendencia. Llegó a sargento antes de su paso a retiro el 30 de junio de 1963. Murió el 3 de marzo de 1986 y su Medalla de Honor pasó a formar parte del Museo de la 1.ª División en Cantigny, Illinois.
Viene de Medalla de Honor – Audie L. Murphy