Ayer, día 8 de septiembre, se cumplieron los 70 años de la rendición de Italia a los aliados. Este fue un acontecimiento de gran importancia político-militar que ha sido narrado muchas veces. A pesar de ello, no nos resistimos a recordar esta efemérides; sin embargo, para no resultar reiterativos, lo haremos a través de la primera plana de la edición del 10 de septiembre de 1943, del periódico francés <<La Tribune de l´Est>>. Este periódico, publicado entonces en la ciudad de Troyes, era uno de los muchos órganos de propaganda del régimen del Mariscal Pétain y de la ocupación Alemana, de ahí su tono, claramente acusatorio, que, obviamente, no compartimos.
También es interesante, antes de pasar a transcribir la noticia, hacer notar la nada velada referencia a los generales franceses, ya que en aquel momento eran bastantes los que luchaban junto a los aliados.
EL REY DE ITALIA HA TRAICIONADO A EUROPA.
El Gobierno de Badoglio Capitula sin Condiciones.
El rey y su primer ministro trataron de ocultar su falsedad hasta el final de su actuación.
El pasado 25 de julio, a la vez que la agencia [de noticias] Stefani anunciaba la dimisión del Sr. Mussolini y la nominación como sucesor del Mariscal Badoglio, el Rey Víctor Manuel anunció que tomaba el mando de todas las fuerzas armadas, añadiendo solemnemente: <<en esta hora solemne para la madre patria, cada uno debe cumplir con sus deberes y sus responsabilidades, y personarse en su puesto de combate. >>
Por su parte, el Mariscal Badoglio, en un mensaje muy sentido lanzado al pueblo italiano, dijo: <<La guerra continúa… Italia… sigue fiel a la palabra dada. >>
El rey ha tomado <<el mando de las fuerzas armadas>>, pero era para dirigir la retirada, Otra marcha sobre Roma, en cierto modo, pero con el fusil a la espalda. En cuanto a Badoglio, que quería seguir adelante con la guerra, al cabo de un mes se había quedado sin aliento. Y mientras los soldados alemanes se hacían matar sobre las orillas y en las montañas de Calabria, se citaba con el enemigo para que este le ayudara a deshonrar a su país.
El <<Petit Parisien>> [otro periódico de entonces] tiene razón al escribir que: <<La historia del mundo cuenta con pocos abandonos tan flagrantes y defecciones tan perfectas como esta. >>
Por otra parte, la <<obra>> misma censura la duplicidad de los que, mientras multiplicaban las afirmaciones de lealtad y proclamaban su voluntad de resistencia, al mismo tiempo se relacionaban con el adversario para solicitar un armisticio.
Darlan no actuó de otro modo cuando, renovando sus afirmaciones de fidelidad al mariscal, al mismo tiempo negoció con los americanos los beneficios de su traición.
No solo son los generales franceses los que traicionan y reniegan de la palabra dada. Constatamos que todos estos <<Jean Foudre de Guerre>> [luchadores de boquilla] rivalizan con decisión en lo que a engaño y abyección se refiere.
El Reich se esperaba este abandono desde que, con la complicidad de los anglo-americanos, el Rey y su Badoglio habían despachado a Mussolini. Hay que recalcar que después de este acontecimiento, capaz de transformar la política exterior de Italia, no hubo nunca el más mínimo contacto entre los señores Hitler y Ribbentrop y el Mariscal Badoglio; cosa que habría sido lo normal. Y es porque Alemania no se hacía ninguna ilusión con respecto a la credibilidad a otorgar a las garantías de fidelidad y a la palabra dada por aquellos.
No nos extrañaremos pues de que desde ese momento Alemania tomara todas las precauciones necesarias para hacer frente a la puñalada trapera organizada –mientras que sus soldados defendían la tierra italiana con las armas en la mano- entre los compadres italiano y anglo-americano.
La guerra sigue, decía Badoglio el 25 de julio. Pronto se dará cuenta de que es cierto.