En la serie de entradas del U-505 tuvimos ocasión de ver el enfado del Almirante King por la posibilidad de que los códigos alemanes, ya rotos, pudieran verse comprometidos por el intento de captura, como había sucedido en 1943 a consecuencia de un asalto a la embajada japonesa en Lisboa.
Pues bien, resulta que durante la Segunda Guerra Mundial, Japón operó una red de espionaje constituida por miembros de la delegación diplomática española en Estados Unidos. Los japoneses activaron la organización tres días después del ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, y financiaron los primeros meses de la operación con 500.000 dólares que habían dejado ocultos en una caja fuerte empotrada en una pared cuando fueron obligados a dejar su embajada en Washington DC. Los españoles ocuparon la embajada japonesa y representaron los intereses de Japón en Estados Unidos una vez iniciada la guerra.
La red de espionaje estaba controlada desde Madrid y su nombre en clave era “TO”, que en japonés significa “puerta”. Estados Unidos tuvo noticia de su existencia una vez hubieron descifrado los códigos diplomáticos japoneses, aunque en ningún momento se hizo ningún intento para desmantelar la red por temor a que los japoneses sospecharan que habían roto su código. Los servicios de inteligencia norteamericanos evaluaron que podía ser mucho más beneficioso recibir información vital a partir de esos códigos que destruir la red y desvelarlo.
La existencia de la red TO y sus operaciones en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial se hallan detallados en 30.000 páginas de documentos desclasificados que han sido entregados por la Agencia Nacional de Seguridad a los Archivos Nacionales. Entre la documentación se encuentran los mensajes que enviaban a Tokio los diplomáticos japoneses desde todas las sedes del mundo, sin sospechar que la inteligencia norteamericana estaba al tanto de ello al mismo tiempo que el ministerio de asuntos exteriores nipón.
El único acto manifiestamente abierto de Estados Unidos contra la red TO tuvo lugar el 6 de abril de 1943, cuando su líder y el ex ministro de asuntos exteriores español fueron asaltados en un aparcamiento en Madrid. El delegado diplomático de Japón cableó a Tokio que los dos hombres habían sido atacados por órdenes norteamericanas.
“El 6 de abril, Serrano Suñer (ex ministro de asuntos exteriores) y el jefe de la red TO fueron asaltados por dos rufianes cuando paseaban por el parque de El Retiro y escaparon con vida milagrosamente”, comunicó. “los esbirros fueron detenidos y confesaron que la embajada norteamericana les había encargado que mataran a esos dos caballeros. El gobierno español, por el momento, mantiene este asunto en secreto, pero está llevando a cabo una investigación en profundidad”.
La identidad del líder de TO no ha sido relevada en los documentos desclasificados. Ni aparecen los nombres de los miembros de la red de espionaje en Estados Unidos salvo porque refieren que “eran seis y probablemente ocho” los espías que trabajaron para TO durante la guerra.
Todos salvo uno están identificados como españoles. El agregado militar de la embajada española en Washington está identificado como un miembro de la red. Y también los cónsules de Nueva Orleáns, Nueva York y San Francisco, todas ciudades portuarias donde la información sobre el tamaño y el número de salidas de los convoyes era vital para el enemigo durante la guerra.
Una incorporación tardía a la red fue la de un francés agregado al consulado español en Vancouver, desde donde informó sobre movimientos de barcos que se dirigían al norte, a Alaska y las islas Aleutianas. Éstas habían sido ocupadas por los japoneses en los primeros estadios de la guerra y posteriormente recuperadas por Estados Unidos en 1943.
Aunque los documentos desclasificados no revelan como la red de espionaje TO ayudó al esfuerzo de guerra japonés durante la contienda, muestran que sus miembros proporcionaron a Japón y a sus aliados alemanes información vital.
En una ocasión, en 1942, el miembro de TO en Nueva York pasó información sobre un convoy que se disponía a zarpar rumbo a Europa (66 barcos). Los japoneses pasaron de inmediato la información a los alemanes, que por entonces infestaban de submarinos las aguas del Atlántico norte.
En otra ocasión, el miembro de TO en San Francisco facilitó el horario de partida de un convoy que se dirigía a las Aleutianas. En ninguno de los casos revelan los documentos si los submarinos alemanes o japoneses interceptaron los convoyes en el mar. Con frecuencia, la información sobre la producción de guerra o el despliegue de tropas y norteamericanas fue enviada a Madrid, donde estaban los responsables de la red TO y el delegado diplomático de Japón en España.
TO le comunicó a Japón que Estados Unidos estaba entrenando a 50 australianos, hindúes y filipinos como espías para ser lanzados detrás de las líneas japonesas en Sumatra, Birmania y las Filipinas. “Su entrenamiento especial”, decía el mensaje del agente de TO en Washington, “tiene lugar en un bungaló en las inmediaciones del Observatorio Naval”.
Sigue en La Red de Espionaje TO – Agentes españoles al servicio de Japón en la Segunda Guerra Mundial (II)