El despliegue de los aviones enemigos de la Kido Butai (añadido).

Hace una semana cerrábamos una serie de entradas (ver links al final de este texto) sobre la gestión de los aviones de la Kido Butai, la fuerza aérea de la flota imperial japonesa, exponiendo el largo y farragoso proceso necesario para preparar los aparatos de combate antes de su despegue desde los portaaviones, y como bien comentaban Marco y Dani en el último capítulo de la misma, es interesante hacer una breve mención a las diferencias fundamentales con los portaaviones estadounidenses, sus enemigos y sus vencedores en la contienda en general y en la batalla de Midway en particular.

EL Hornet, uno de los tres portaaviones estadounidenses en Midway

Para empezar, es importante precisar las misiones encomendadas a estos buques por la doctrina estadounidense. Al principio, cuando apenas eran considerados un arma ofensiva, su función fundamental era detectar a distancia la flota enemiga para poder guiar a los buques de guerra hasta ella, enviar a sus aviones a sobrevolar el combate para que ayudaran a ajustar el fuego de la artillería y, finalmente, denegar el espacio aéreo al enemigo para que no pudiera hacer otro tanto.

Sin embargo, con la mejora de las capacidades de estos buques fue naciendo una doctrina que empezó a concebir el portaaviones como un arma ofensiva, destinándolos a atacar los buques enemigos. Fue entonces cuando se dio un primer paso fundamental, que los japoneses aprenderían a medias: separar estas unidades de la flota de acorazados para evitar que se vieran involucradas en los combates navales cañón contra cañón. Esto también lo hicieron los nipones, por supuesto, pero mientras que los norteamericanos desarrollaron el arma aeronaval como instrumento para la victoria, sus antagonistas en el pacífico siguieron buscándola por medio de una batalla masiva entre grandes buques artillados, tratando de repetir éxitos como el de Tsushima en 1905. La consecuencia fue tal vez una diversificación de las misiones de los buques nipones, entre cuyas tareas principales entraba el ataque a las bases terrestres enemigas, como sucedió en Midway, tarea que los norteamericanos relegaron a segundo plano. Los portaaviones de la U.S. Navy pronto tuvieron como misión fundamental localizar y destruir a sus homólogos enemigos, lograr el control del espacio aéreo y, por consecuencia, del marítimo.

El Yorktown. En esta foto se pueden apreciar las cortinas de apertura y cierre del hangar.

Para ello, los marinos estadounidenses desarrollaron una doctrina cuyo punto fundamental era lanzar contra el enemigo un golpe demoledor lo más deprisa posible. Para ello, sus buques,  más grandes y espaciosos, transportaban cuatro escuadrillas, inicialmente de 18 aparatos cada una aunque la cifra se iría incrementando: una de cazas, otra de torpederos (que también podían efectuar ataques de bombardeo horizontal) una de bombarderos en picado y otra de reconocimiento. Las dos últimas utilizaban el mismo tipo de aparato, y también los aviones de reconocimiento podían ser armados con bombas para lanzarse casi a la vertical sobre los buques contrarios.

Este concepto del golpe masivo, ataque a cargo de una “cubierta completa” fue el que supuso una diferencia fundamental entre la operativa japonesa y la estadounidense. A fin de poder lanzar este ataque con rapidez y con la mayor cantidad posible de aparatos, los aviones debían viajar sobre la cubierta de vuelo del portaaviones –una imagen que hemos visto en decenas de fotografías–, incluso armados y listos para despegar, si la situación lo recomendaba.

El Enterprise, con una carga completa de aviones sobre cubierta

Así, todo el proceso de armado y preparación de los aviones se realizaba en cubierta, y no en parte en el hangar interior, que los estadounidenses solían utilizar para acumular más máquinas y como taller de reparaciones. Hay que añadir además dos características fundamentales en el propio diseño de los buques norteamericanos: el hangar era abierto, lo que reducía el peligro de acumulación de gases inflamables, y además la cubierta acorazada estaba debajo del mismo (era el suelo del hangar) y no la pista de despegue y aterrizaje, por lo que una explosión de munición sobre la misma tenía muchas menos posibilidades de dañar seriamente la estructura del barco.

En resumen: operar en cubierta y tener los aviones listos para despegar con mucha más antelación fueron los dos ingredientes básicos del arma aeronaval estadounidenses, aunque como se suele decir, del dicho al hecho hay un buen trecho, y en Midway no conseguirían lanzar una “cubierta completa” al ataque de una sola vez, pero esa es otra historia.

 

El despliegue de los aviones en la Kido Butai I

El despliegue de los aviones en la Kido Butai II

El despliegue de los aviones en la Kido Butai III

El despliegue de los aviones en la Kido Butai IV

 

3 comentarios en «El despliegue de los aviones enemigos de la Kido Butai (añadido).»

  1. La teoría era que si se atacaba de forma simultánea con aviones torpederos y aviones de ataque en picado sería imposible que el buque atacado se salvara, por o eludía los torpedos o eludía las bombas pero no sería posible hacer las dos cosas al mismo tiempo. Lo malo fue que al principio de la guerra los torpederos yankees era desesperadamente lentos…………..

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  2. Genial artículo, es curioso como algo tan en apariencia sencillo como determinar mediante un diagrama de procesos los tiempos invertidos fuese determinante para definir la victoria naval en la Segunda Guerra Mundial.

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  3. Muchas gracias por atender la solicitud del público, ahora entiendo más la distancia que habia entre la flota japonesa y la norteamericana. La practicidad de las soluciones de los yankees es interesante:
    «los gases se pueden acumular? hagamos los hangares abiertos,
    los aviones tardan en subir? dejemolos arriba,
    armarlos puede tardar horas? tengamoslos armados arriba
    no podemos llevar muchos tipos de aviones? tengamos algunos multiproposito»

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