El circo volante del humor en plena ofensiva a Moscú

Hoy os dejamos el relato de una divertida anécdota en la que estuvieron implicados pilotos españoles de la 1ª Escuadrilla Azul durante la ofensiva a Moscú. Eran los fríos días de diciembre de 1941 y los españoles acababan de retirarse del aeródromo de Klin hacia el de Duguino, en el sector de Rusa.

La situación se volvía complicada por momentos para los alemanes y los mandos de la nueva base requirieron a dos pilotos españoles recién llegados de Klin para volar una misión de bombardeo con dos Henschel 123 (angelitos) para los que no había tripulación disponible. El teniente Zorita, protagonista en primera persona lo relata así: Nos explicaron en dos palabras cómo funcionaba aquello y que íbamos a Rusa a Bombardear. Cuando ibamos rodando hacia la línea, mi aparato empezó a correr. Le quito gas, pero no obedece y, como puedo, contra los árboles y fuera de la pista, me voy al aire. Empiezo a mirar qué le sucede y veo que se ha roto el mando de los gases. Con este problema empiezo a volar por ahí con todo el motor metido, pensando qué hacer.

Henschel 123

Después de haber pensado hasta en el paracaídas, encuentro dentro del avión una palanca que corta el paso de gasolina, enfilo bien el campo y entro a tomar tierra, pero desde que corto la gasolina hasta que se para, pasa un rato y me como la pista. Menos mal que al volver a dar paso arranca el motor enseguida y me voy al aire. En vista de que veo el leñazo que me voy a dar, me voy a un prado cerca del campo y, después de ver que no hay nadie, suelto las bombas, pues, si me la doy, así voy sin ellas mas tranquilo. Resulta , como parte cómica del asunto que, como yo salí del campo como y cuando pude, fui el primero, y el resto de los aviones creyó que era el jefe, poniéndose detrás de mi.

Cuando vieron que yo bombardeaba, otros dos aparatos lo hicieron también, pero no en el mismo campo, sino en el pueblo y bosque que había al lado. Tras soltar las bombas, hago otro intento de aterrizaje y entro corto, pero se vuelve a agarrar el motor y me voy al aire. Por fin a la tercera entro como puedo y hago una toma estupenda con la hélice en bandera. Detrás de mí toman tierra todos, se organiza un cacao de miedo y se van otra vez.. Se compureba la avería, y aquí acaba la aventura de los «angelitos».

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