El destino del edificio empezaba ya a dibujarse, a lo lejos.
Fue el 9 de febrero, encontrándose Mark Clark el del 5º Ejército en una reunión con su Estado Mayor, cuando se enteró (es posible que lo sospechara desde antes) de la intención de Freyberg de solicitar el bombardeo del monasterio. Su respuesta, según sus propias memorias, fue de lo más mordaz: “No más que los oficiales de mi Estado Mayor, no mas que los generales que habían comandado delante de Cassino antes que Freyberg, tenía yo la impresión de que fuera necesario”. ** escribió.
Si analizamos este comentario veremos que la situación había evolucionado. Sentada la base de la teoría de la “necesidad militar” por Eisenhower y Alexander, superiores de Clark, este no hablaba ya de protección de bienes culturales, pero si de que no había necesidad de destruir el monasterio. Hay que decir que en aquel momento se encontró en una posición muy difícil; pues un general tan preocupado por lo mediático como él no podía permitirse dar una orden que le hiciera pasar a la posteridad como el hombre que había mandado destruir el monasterio de Monte Cassino.
Por otro lado. ¿Cómo se pensó en un bombardeo masivo? El primer plan propuesto por Freyberg había sido enviar un raid de 36 P-40 armados con bombas de 500 Kg; pero fue Tuker quien lo hizo cambiar de idea. La construcción era demasiado sólida como para que un ataque de este tipo la afectara de modo efectivo, para destruir el monasterio de Monte Cassino iba a ser necesario un ataque aéreo masivo con bombas rompedoras, y para solicitar ese ataque sería necesaria una autoridad superior a Freyberg.
Lo que solo habían sido comentarios e ideas acabó cobrando efectividad el 11 de febrero, cuando General Dimoline, sustituto de Tuker, quien se hallaba en el hospital bajo tratamiento, solicitó oficialmente a Freyberg que pidiera el bombardeo del Monasterio. En la orden de operaciones de la 4ª Div India Constaba: “Se ha solicitado que todos los edificios y supuestos baluartes en los objetivos y sus cercanías incluyendo el monasterio, sean sometidos de aquí en adelante a un intenso bombardeo” ***
Pasemos ahora a analizar la red de comunicaciones que se tejió durante los días 12 y 13 de febrero.
En primer lugar es importante analizar donde estaban los personajes:
Tuker se hallaba en el Hospital, sometido a tratamiento con penicilina para curarlo de su enfermedad. Su intervención en este asunto puede darse pues por terminada.
Dimoline y Freyberg estaban en sus respectivos cuarteles generales. Dimoline tampoco intervendrá ya en nuestra historia, pues ya le había pasado el muerto a Freyberg.
Mark Clark se hallaba en la cabeza de puente de Anzio, inspeccionándola, o tal vez huyendo de la inminente solicitud de Freyberg. En su cuartel general, en Presenzano se hallaba el general Gruenther, su jefe de Estado Mayor.
Y en el Palacio Real de Caserta, Cuartel General de Alexander, se hallaba el General Harding, jefe de Estado Mayor del antedicho, quien casualmente tampoco parecía hallarse disponible.
Una vez explicado esto, pasemos a los acontecimientos.
A las 19:00 del 12 de febrero Freyberg llamó al CG de Clark. No estando este, se puso en contacto con Gruenther para solicitar el bombardeo. Parece que parte de la conversación fue más o menos como sigue:
Gruenther: “¿Quiere usted decir el Monasterio? No figura en la lista de objetivos.”**
Freyberg: “Le puedo asegurar que está en mi lista, pero sea como sea quiero que sea bombardeado. Los otros objetivos carecen de importancia, pero este es vital. El jefe de la división que va a realizar el ataque [Tuker] cree que es un objetivo esencial y yo estoy completamente de acuerdo con él” **
Así pues, la primera solicitud oficial realmente firme sobre el asunto del bombardeo del monasterio enfrentaba al argumento de Clark de que no había necesidad militar con el de Freyberg diciendo que si la había.
Gruenther acabó contestando a Freyberg que él no podía tomar la decisión, que debía hablar con Clark.
En consecuencia, acto seguido el Jefe de Estado Mayor del 5º Ejército trató de ponerse en contacto telefónico con su jefe, el General Clark, en Anzio, pero no lo consiguió, así que le dejó un mensaje indicándole lo que había pedido Freyberg y recomendándole que volviera de inmediato. Clark iniciaría la vuelta poco después de conocer el mensaje.
Mientras esperaba la llegada de Clark, Gruenther llamó al CG de Alexander, donde dio con el General Harding; a quien comunicó la solicitud de Freyberg y que, dado que Clark estaba en contra y visto lo delicado del objetivo, solicitaba una opinión expresa de Alexander. Harding le prometió averiguar la opinión de Alexander y comunicársela después; una promesa curiosa pues Alexander y Harding habían estado en el CG de Freyberg esa misma tarde ¿Es creíble que no les comunicara sus intenciones? ¿Realmente desconocía Harding la opinión de su jefe o trataba de ganar tiempo a ver si Clark tomaba la decisión solito?
Solo tras esta llamada Gruenther pudo por fin hablar con Clark. Este le pidió que insistiera ante Harding, cuando llamara, en que él (Clark) estaba en contra del bombardeo, pero que la insistencia y tozudez de Freyberg lo pondrían en un aprieto diplomático si al final fracasaba la ofensiva de la 4ª Div India.