La batalla comenzó a las 05.00 del 24 de septiembre con un bombardero de artillería. De no haber sido por la presencia de los bombarderos de la Luftwaffe se podría haber pensado que acababa de reiniciarse la primera guerra mundial. La hora del asalto fueron las 07.30 horas. Por la derecha avanzaron cuatro o cinco batallones de la 73 Infanteriedivision, y por la izquierda otros tantos de la 46.
El primer objetivo importante fue la granja estatal Chervonyi Chavan, atacada por el 213 Infanterieregiment (73 ID), comandado por el Oberstleutnant Hitzfeld. Frente a ellos, bien atrincherados y apoyados por mucha artillería, les disputó la posición el 2º batallón del 361 Regimiento de Fusileros. Como suele suceder en estas ocasiones fue una tercera unidad la que rompió el empate, en este caso alemana, se trató del Pionier-Bataillon 173, cuyos especialistas rompieron los obstáculos soviéticos y se colaron en la posición, abriendo el paso a la infantería. La lucha fue dura en extremo y durante aquella jornada la división del flanco oeste iba a perder 770 hombres. Entretanto, en el lado este y aunque lo tuvo más fácil, la 46 ID perdió a su vez otros 329 hombres con muy pocas ganancias. Había sido un día duro, y solo asaltando la línea exterior soviética.
El día 25 el asalto recomenzó al amanecer. Siguiendo las rancias tradiciones y enseñanzas de la Primera Guerra Mundial, los alemanes organizaron grupos de ataque con infantería e ingenieros, pero añadiendo –tiempos modernos- cañones de asalto y piezas antiaéreas de 20mm. Lo más duro fue cruzar el llano batido por la artillería enemiga para llegar al muro tártaro, la posición principal, defendida, además de por los sempiternos cañones, por blocaos dotados con ametralladoras y, por si fuera poco, blindados.
Para rechazar a los alemanes el Coronel Alexandr Danilin, jefe de la defensa y de la 156 División de Fusileros, decidió lanzar un contraataque blindado con el 5º Regimiento de Tanques, sin éxito. La batalla del día se saldó con menos bajas para los alemanes, “solo” 322, contra un tercio de los defensores soviéticos. Las tácticas de asalto empezaban a rendir dividendos.
El 26 de septiembre empezó con un bombardeo terrorífico, el General Hansen había decidido poner toda la carne en el asador enviando al combate, junto con sus dos ya cansadas divisiones, artillería e ingenieros de la División SS Leibstandarte Adolf Hitler. A las nueve de la mañana el III/ IR 213 y el II/IR 170, apoyados por los ingenieros de la guardia negra, asaltaron las posiciones del 361 regimiento de fusileros. El ascenso al muro fue infernal, los ingenieros tuvieron que colocar planchas de madera para escalar por ellas, y los soviéticos solo tenían que arrojar granadas al foso para astillar rampas y cuerpos, sin embargo un eficaz fuego de supresión y la agresividad de los jefes de las pequeñas unidades permitieron que, finalmente, los alemanes consiguieran encaramarse al muro. Eran las 10.30 horas cuando, repentinamente, la defensa se derrumbó en el sector justo al oeste de Fuerte Perekop y, aprovechando la debacle, las tropas de Hitzfeld progresaron más allá de la línea de defensa principal soviética hasta Armyansk, a las 11.00 el muro estaba roto, pero la batalla aún no había terminado pues nada más conocer la noticia Danilin soltó sus reservas, el Grupo Batov, compuesto por los regimientos 383, 442 y 856 de fusileros. La batalla por Armyansk estaba a punto de empezar.