SAN PETERSBURGO
A lo largo del día de hoy el encargado de negocios austríaco en la capital rusa ha tenido una entrevista con Sazonov, el Ministro de Asuntos exteriores del Zar, el cual, ante la idea de que Austria exigiera la ayuda serbia para la investigación del asesinato dentro de dicho país, ha contestado que ello crearía una impresión muy mala en Rusia, y que era mejor que los austríacos abandonaran esta idea si no querían meterse por un camino muy peligroso. Es la primera vez que una tercera potencia emite una amenaza clara contra uno de los implicados.
LONDRES
Mientras tanto, Sir Edward Grey, Ministro de Asuntos Exteriores de su Majestad Británica, empieza a interesarse francamente por dilucidar si los serbios son, efectivamente, culpables, pues considera que la opinión pública británica no aceptará que la Entente entre a apoyar a una nación agresora.
Para ello, a lo largo del día de hoy se ha reunido con el Conde Beckendorff, embajador ruso en Londres, quien ha hecho notar a Grey que no veía en que podría fundamentarse una actuación contra Serbia. “Le dije que no sabía qué escenarios se estaban contemplando, que tan solo podía suponer que algún descubrimiento efectuado durante el juicio de los implicados en el asesinato del archiduque –por ejemplo que las bombas habrían sido obtenidas en Belgrado- podría, a los ojos del gobierno austríaco, ser la base de una acusación de negligencia contra el gobierno serbio; pero que esto solo eran elucubraciones y suposiciones que hacía”. Contestó el británico.
Beckendorff tuvo que salirse por la tangente indicando que esperaba que Alemania contuviera a Austria, algo que, como ya sabemos, no había sucedido.
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