Será alguna maldita estupidez en los Balcanes lo que provocará la próxima guerra. [Bismarck] Cincuenta años tardaron las potencias europeas en tejer la aciaga y catastrófica red de relaciones internacionales que habría de acabar estallando en mil pedazos en solo cinco días.
Fueron varios los hilos con los que se fue tejiendo la malla: Por un lado, Prusia y su influencia en la creación del Reich Alemán, las concepciones políticas de Bismarck y las tendencias filosóficas en Alemania. Por otro lado, la reliquia de Austria Hungría, con sus enormes problemas socioculturales, raciales y nacionalistas internos. A lo que hay que añadir la extraña mezcla de ambición e idealismo de la política rusa, y el temor que generaba más allá de sus fronteras, especialmente entre los vecinos alemanes. También tuvo su parte la agresión germana a Francia en 1870 y la extirpación de las provincias de Alsacia y Lorena. Y finalmente, la transición gradual de Gran Bretaña desde su política de aislamiento a ser parte integrante del sistema europeo de alianzas.
En palabras de Lidell-Hart, las causas fundamentales del conflicto se pueden resumir en tres: miedo, hambre y orgullo. Los numerosos incidentes internacionales sucedidos entre 1871 y 1914 fueron meramente síntomas de esto. El reguero de pólvora que llevará hasta la explosión final de 1914 se fue dibujando mediante el sistema de alianzas iniciado por la política exterior de Bismarck [para mayor detalle consúltese el capítulo 60 de Histocast sobre Imperialismos y Causas de la I Guerra Mundial], con el que pretendía, muy al contrario de lo que sucedió, la consolidación del Imperio Alemán en un entorno pacífico.
El primer paso de Bismarck fue reunir en una alianza a Austria, Alemania y Rusia con el objetivo de aislar a Francia. Para ello, la prioridad era garantizar la paz en los Balcanes, zona de fricción de Austria y Rusia. Luego vino la Triple Alianza, la amistosa actitud hacia el aislamiento británico y la actitud hostil de fomento del aislamiento hacia Francia. Todo parecía bien atado para comenzar la expansión comercial de Alemania.
Pero en la década de los noventa del siglo XIX comenzó a venirse abajo el edificio Bismarckiano. Rusia firmó un tratado de asistencia mutua con Francia en 1891, entre otras cosas por el recelo a que se produjera un acercamiento entre Gran Bretaña y Alemania, acercamiento que se fue agriando con sucesos como los del ferrocarril turco, la guerra de China o la guerra de los Boers.
Bismarck
Los vaivenes en el edificio de las alianzas provocaron una transición desde un equilibrio de fuerzas a dos bloques de potencias enfrentadas que se armaban hasta los dientes. Empezaban a saltar chispas, y la primera tuvo lugar en los Balcanes en 1908. Austria aprovechó la revolución turca para anexionarse Bosnia Herzegovina, gesto que no gustó en Rusia, fue considerado una afrenta en Italia y visto como una amenaza en Serbia.
La cosa fue a mas con la alianza formada por Serbia, Bulgaria y Grecia con vistas a repartirse el territorio turco de Macedonia, aprovechando la debilidad de la vieja potencia. Tras una declaración de guerra en 1912 y una rápida campaña los turcos fueron expulsados y los aliados se repartieron las migajas. A Serbia le tocó el norte de Albania. Pero Austria inquieta por las ambiciones serbias, no pensaba permitir que un estado eslavo tuviera acceso al mar Adriático. Así que declaró la movilización y amenazó a Serbia, movilización que fue rápidamente contestada por Rusia.
Aunque la mecha se había vuelto a prender, esta vez, Gran Bretaña, Francia y Alemania acudieron a calmar los ánimos. El resultado fue la creación de Albania como nuevo país soberano y la desestabilización de la alianza Greco-Bulgaro-Serbia, al pretender Serbia un nuevo trozo del pastel macedonio que había correspondido a Bulgaria. La cosa no podía acabar bien, y Grecia y Serbia decidieron atacar a Bulgaria. Rumania aprovechó la ocasión para entrar en la disputa, y Turquía aprovechó la situación para recuperar Macedonia. Serbia acabó triunfante frente a Bulgaria, para disgusto de Austria, que propuso un ataque contra Serbia en el verano de 1913. Alemania contemporizó con la mano derecha, pero con la izquierda envió oficiales alemanes a asesorar al ejercito turco, detalle que enfadó sobremanera a Rusia, que vio frustrado su proyecto de abrirse paso hasta los Dardanelos.
Kaiser Guillermo
Desengañada, Rusia vio en una alianza balcánica, su territorio tradicional de influencia eslava, una manera de recuperar su influencia en los Balcanes. Como primer paso, decidió quitar del tablero de juego a Rumania. Austria, inmersa en problemas internos con sus súbditos croatas y serbios en las provincias bosnias recién anexionadas y con sus súbditos rumanos en Transilvania, y alarmada por el cariz que estaban tomando las cosas junto a sus fronteras orientales comenzó a barajar la idea de provocar una guerra exterior para intentar apaciguar los conflictos internos. Durante este año y medio, la cosa fue subiendo tono con discursos y artículos belicistas, rumores constantes e incidentes fronterizos.
La chispa definitiva saltó el 28 de junio de 1914 en Sarajevo, la capital Bosnia. Los ultra nacionalistas eslavos pretendían impulsar su causa mediante el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del Emperador Francisco José. Para la mayoría de los eslavos bosnios era simplemente un símbolo opresor, pero para los ultranacionalistas que planearon su muerte era el más odiado. El sueño del archiduque de reconciliación y de una federación de naciones en el seno del Imperio podría neutralizar sus aspiraciones a la independencia y su deseo de unirse a Serbia en la creación de un gran estado eslavo.
Los otros dos primos: El Rey Jorge de Inglaterra y el Zar Nicolás
Sus asesinos eran un puñado de conspiradores jovenzuelos que solicitaron y recibieron ayuda de la “Mano Negra”, una sociedad secreta serbia hostil al gobierno de Serbia. Parece ser que la conspiración llegó a oídos de los ministros serbios, dando órdenes a la guardia de aduanas para que interceptase a los conspiradores en la frontera serbia. Sin embargo, dicha precaución fue en balde al haber entre los guardias algunos miembros de la Mano Negra. Hay quien sostiene también, aunque no hay constancia fehaciente, que el gobierno serbio envió una vaga advertencia a Viena.
De lo que no cabe duda es de la negligencia de las autoridades austriacas a la hora de proteger al archiduque. Las previsiones al respecto de Potiorek, gobernador militar de Bosnia, fueron prácticamente inexistentes y hay quien dice que probablemente estuviera al tanto de las intenciones terroristas.
El Emperador Francisco José
El archiduque, pese a su buena intención, y pese a ser probablemente la persona más convencida en Austria de respetar los derechos de las nacionalidades y de la creación de una gran federación que viviera en paz y armonía bajo los auspicios del Imperio, era una persona muy impopular. Quizá por el advenimiento a su posición de heredero al trono mediante una doble carambola, por la muerte de su primo y la renuncia de su padre. Quizá por su matrimonio morganático con su amada Condesa Sofía, que constituyó un escándalo durante mucho tiempo por no ser una princesa de sangre real, y que pese a todo se vio obligado a autorizar el Emperador Francisco José, aún a costa de excluir a los hijos del matrimonio de la sucesión al trono.
Por esos raros giros que a veces da la vida, fue precisamente ese apasionado amor que mantuvieron Francisco Fernando y Sofía el que propició la muerte de esta última, pues en las capitulaciones por las que el Emperador autorizaba el matrimonio, se establecía el protocolo y la posición de la esposa: no disfrutaría del rango y títulos de su marido, ni de sus derechos de precedencia o privilegios. Por tanto, no debía aparecer en público a su lado, no podía acompañarlo en la carroza real o sentarse en el mismo palco en los teatros. El amor y el tiempo fueron limando este rígido protocolo, y el 28 de junio de 1914, Sofía se sentaba junto a su esposo en su visita oficial a Sarajevo.
Raymond Poincare, presidente de Francia
De camino al palacio del Gobernador tuvo lugar el primer intento de asesinato, cuando Cabrinovic, uno de los terroristas, lanzó una granada de mano a la comitiva, estallando esta cuando el coche del archiduque ya había pasado, hiriendo a los ocupantes del coche que los seguía. Al llegar a la residencia del gobernador Francisco Fernando estaba indignado, espetándole a Potiorek: ¿Así es como recibís a vuestros invitados? ¿Con bombas?
Posteriormente la pareja decidió ir a ver a los heridos al hospital, pero nade comunicó el cambio de agenda a los conductores. Cuando la comitiva estaba ya en marcha se comunicó el nuevo itinerario, procediendo los coches a dar la vuelta en mitad de la calle. Esto produjo un pequeño atasco que aprovechó Princip, que se hallaba sentado en la puerta de una cafetería y que vio su gran oportunidad.
Archiduque Francisco Fernando y Sofía
Se dirigió al coche pistola en mano y disparó primero a Sofía en el abdomen y luego a Francisco Fernando en el cuello. Los dos cayeron mortalmente heridos. Las últimas palabras que acertó a decir el archiduque fueron: ¡No te mueras querida! ¡Tienes que vivir! ¡Por nuestros hijos! El atentado había tenido lugar a las 10:45 de la mañana, y a las 11:00 el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono de Austria fallecía como consecuencia de los tiros descerrajados por un ultra nacionalista serbio.
Gavrilo Princip
Viene de: Anuncio, el Desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial.
Sigue en 28 de Junio – Mediodía – Después del Atentado: ¡Europa Reacciona!