Federico el Grande consiguió una de sus mayores victorias expulsando al ejército austriaco de Silesia en la batalla de Leuthen (1757). El enfrentamiento supuso el triunfo táctico de una infantería altamente disciplinada y formada en orden cerrado, ingeniosamente protegida por la caballería.
El ejército de Federico marchó hacia el centro de un frente austriaco de 8 kilómetros de amplitud en la ciudad de Leuthen; fingió un ataque en su flanco derecho; y atacó en el izquierdo, empleando una serie de movimientos de precisión. La ejecución de este complicado ataque, que el propio Federico admitió que iba contra las “leyes de la maniobra”, requería tropas impregnadas con un sentido de la disciplina, el honor, y sobre todo, una resolución común y una sobrada capacidad de maniobra.