Colocar bombas y torpedos en sus soportes, cargar con balas y proyectiles las ametralladoras y los cañones de los aparatos, pueden parecer, desde el desconocimiento, maniobras fáciles, sin embargo, y para ir adelantando acontecimientos, no será lo mismo hacerlo en un hangar atestado, sorteando las mangueras de repostaje de los aviones y a los diversos técnicos y mecánicos que preparaban a la flota aérea para el combate. Esta era, sin embargo, la tarea de los armeros.
El portaaviones Hiryu
Siguiendo adelante con nuestro ejemplo, para su primer ataque de la batalla de Midway, contra la propia isla, los aviones de la 2.ª División de portaaviones iban a ser armados con bombas de ataque a tierra modelo 80, de 800 kg de peso cada una. El proceso de armado comenzaba en las oscuras bodegas del Hiryu y el Soryu, los buques que formaban la división, donde los armeros empleaban un aparejo de poleas para sujetar los mortales instrumentos y colocarlos sobre los ascensores que debían llevarlos hasta el hangar, situado más arriba.