Sherman, el carro de combate estadounidense de la Segunda Guerra Mundial (y XII)

Terminamos hoy nuestra serie de entradas (larga ya) sobre el empleo táctico básico del carro de combate Sherman con uno de los elementos fundamentales de la formación de sus tripulantes. Aunque siempre con el deseo de no tener que ejecutar jamás la maniobra, los carristas tenían que saber qué hacer si, llegado el momento, tenían que evacuar el carro de combate, porque no cabe duda que mientras ellos maniobraban y ejecutaban muchas de las acciones que hemos ido desgranando, el enemigo hacía otro tanto y, a veces, con más éxito.

Para empezar, el reglamento indicaba que solo el jefe de carro podía tomar la decisión de abandonar el vehículo, siempre en función de la situación táctica. Para este tipo de situaciones, las ordenanzas indicaban que: “si un carro de combate es alcanzado o dañado hasta el punto de no poder continuar hasta el objetivo, el jefe de carro emitirá la señal ‘ignorad mis movimientos’ y si es posible el carro se pondrá a cubierto’”. El objetivo de esta señal radiada era evitar que los demás carros de la sección siguieran al que abandonaba el combate, o ajustaran su formación en torno al mismo, en vez de seguir hacia el objetivo.

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Las posiciones en erizo – una improvisación de las unidades panzer alemanas

Desde los primeros días de Barbarroja, la inmensidad de la Rusia europea y las peculiaridades del modo de hacer la guerra del Ejército Rojo llevó a menudo a que numerosas unidades y kamfgruppen alemanes quedasen aislados en la retaguardia enemiga.

En estos casos las defensas en 360 grados eran el único remedio posible. Por raro que pudiese parecer, estas medidas de seguridad y dispositivos tácticos no solo no tenían la importancia que merecían en el manual de campaña, es que ni siquiera estaban contenidas en el mismo. Estos dispositivos defensivos tuvieron que ser improvisados por las tropas de combate, que les dieron el apropiado nombre de «defensas en erizo».

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Congreso Internacional RENOVAR Y DIFUNDIR LA HISTORIA MILITAR LA MOVILIZACIÓN DE RECURSOS MILITARES Y NAVALES EN LA MONARQUÍA IMPERIAL HISPÁNICA (SIGLOS XVII Y XVIII)

Os dejamos a continuación la información sobre el interesantísimo congreso internacional que se celebrará la semana que viene en Madrid. Esperamos que sea de interés.

 

La Historia Militar está viviendo un interesante momento de renovación historiográfica internacional. Esta realidad contrasta con el tradicional recelo del mundo académico español hacia este campo de estudio, en parte por el éxito que viene alcanzando los temas militares en medios de difusión más amplios. La Historia Militar académica española se enfrenta al reto de atender con mayor sensibilidad esa renovación historiográfica internacional, al tiempo que se plantea abiertamente cómo difundir el resultado de sus investigaciones entre un público más general y dispuesto a recibirlo. Desde el equipo internacional “Red Imperial. Contractor State Group” queremos abordar este problema, analizar las posibilidades y hacer propuestas, y hacerlo desde casos concretos como es la investigación en la movilización de recursos para las Fuerzas Armadas de la Monarquía Imperial Hispánica en los siglos XVII y XVIII.

(Página web: unav.edu/csg-red-imperial)

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Sherman, el carro de combate estadounidense de la Segunda Guerra Mundial (XI)

Comentamos en la entrada anterior de esta serie, larga ya, dedicada al carro de combate Sherman –que junto al T-34 soviético fue, sin duda, uno de los protagonistas más numerosos de los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial–, cómo era, a grandes rasgos, el proceso de disparo de su cañón principal, y poníamos como ejemplo de blanco un tanque alemán Panther. Hoy, precisamente, vamos a dedicar la entrada sobre el Sherman a explicar cómo era el combate entre blindados desde este vehículo.

Llegados a este punto, la primera misión de la tripulación del carro era identificar al enemigo. Huelga decir que no era lo mismo enfrentarse a un PzKpfw que a un Tigre. Una vez identificado el adversario, los carristas, aunque sobre todo su jefe, debían de comparar, en apenas un instante, las ventajas y puntos débiles del enemigo con los propios. Esto puede parecer baladí, ya que sin duda todo el mundo sabía que la parte más vulnerable de un carro de combate era la trasera, pero era importante conocer el calibre y la capacidad de penetración del cañón del contrario y, por ejemplo, si se trataba de un cañón de asalto, carente de torreta y, en consecuencia, incapaz de defenderse sin girar por completo si era atacado por cualquier lado que no fuera el frontal.

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Dunkerque 1940: la orden de alto contada por Guderian (II)

Continuamos hoy con las memorias de general Guderian y la cuestión del alto de los panzer en Dunkerque:

En mi puesto de mando hizo acto de presencia aquel día el general von Wietersheim par disponer el relevo del XIX Cuerpo de Ejército por el XIV Cuerpo de Ejército. La división más avanzada de este último, la 20.ª División de Infantería Motorizada, quedó a mis órdenes y situada a la derecha, junto al Regimiento Leibstandarte «Adolf Hitler».

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Sherman, el carro de combate estadounidense de la Segunda Guerra Mundial (X)

Tras haber rememorado, someramente, el proceso de puntería y disparo a bordo de un Sherman, y sin dejar de recalcar como ya nos adelantaba Dani en la entrada anterior, la dificultad intrínseca de lleva a cabo todas estas acciones durante una situación de vida o muerte, es importante fijarnos ahora en los demás componentes de la tripulación, pues mientras el tirador efectúa sus cálculos, ellos también tienen tareas que cumplir.

El conductor, ya lo hemos adelantado, tratar de colocar el carro en una posición que cumpla un doble requisito: estar desenfilada del fuego enemigo pero siendo idónea para disparar contra el contrario, y el ametrallador del casco tratar de defender el blindado de un ataque a corta distancia (en este caso sin duda una tarea de menor importancia, en realidad debía de estar listo para ocupar cualquiera de las otras plazas o solucionar cualquier problema que se le ordenara resolver). Entretanto, el jefe de carro debe de elegir qué tipo de munición se va a emplear: fundamentalmente perforante o de alto explosivo, en función del blanco. La cuestión no es baladí: si el objetivo es un carro de combate se utilizarán los primeros, pero si se trata de una pieza contracarro, entonces estos son prácticamente inútiles, lo que hace falta es uno de los segundos. Teniendo en cuenta que el cargador no tiene por qué saber cuál es el objetivo, un error de concentración del comandante del vehículo puede alcanzar una importancia enorme.

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Dunkerque 1940: la orden de alto contada por Guderian (I)

«La funesta orden de ‘¡alto!’ del Hitler». Así titula Guderian el subepigrafe de sus memorias dedicado a la para de los panzer ante Dunkerque.

En estos días hubo una injerencia del mando supremo en las operaciones que hubo de influir del modo más perjudicial en el curso total de la guerra. Hitler detuvo el ala izquierda del Ejército en el Aa.  El paso del río fue prohibido. No se dio a conocer el porqué. La orden contenía la frase: «Dunkerque se deja a cargo de la aviación. Si la conquista de Calais tropieza con dificultades, se deja también a cargo de la aviación».

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