Medalla de Honor – Alvin C. York

La gesta de Alvin C. York durante la Batalla del Argonne es uno de los casos de heroismo individual más extraordinarios de todos los tiempos.

Nació en una cabaña de una sola habitación en Pall Mall, Tennessee el 13 de diciembre de 1887. Poco después de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, Alvin Cullum York fue llamado a filas. Por sus creencias religiosas Alvin trató de obtener la excedencia en cuatro ocasiones, pero finalmente tuvo que presentarse el 15 de noviembre de 1917 en Camp Gordon, Georgia, para hacer la instrucción.

Lleno todavía de dudas, Alvin fue a ver al capitán de su compañía, Edward Danforth, para intentar explicarle su situación. Impresionado por la sinceridad del muchacho, Danforth lo envió a ver al comandante del batallón, el mayor George Edward Buxton. Tras un alarga noche discutiendo las implicaciones bíblicas de la guerra, Buxton le concedió a Alvin un permiso de 10 días para que volviera a casa y reflexionara.

Buxton le aseguró que si volvía convencido sobre lo justa que era esta guerra, le concedería un destino de no combatiente. Tras mucho buscar en su interior, Alvin puso en orden sus inquietudes y resolvió sus dudas, volviendo a Camp Gordon resuelto a cumplir con su deber lo mejor que pudiera.

Alvin se embarcó con destino a Francia con el resto de la Compañía G, del 328 Regimiento de Infantería, de la 82 División de Infantería el 1 de mayo de 1918. Su regimiento no había tenido ocasión de entrar en combate hasta el 28 de septiembre, cuando la 82 División fue desplegada en la línea para librar la Batalla del Argonne.

Durante la mañana del 8 de octubre, Alvin, que había ascendido a cabo, formaba parte de un destacamento de 17 hombres que tenía órdenes de infiltrarse hasta la retaguardia de la Cota 223 y destruir las posiciones de ametralladoras que había en la cima. Lo primero que se encontró el destacamento fue a dos sanitarios alemanes. Uno se rindió y el otro huyó, siendo perseguido hasta las líneas alemanas.

El sanitario los llevó hasta un grupo de unos 15 o 20 alemanes y un oficial. Los germanos sorprendidos se rindieron inmediatamente nada ver a los soldados norteamericanos. Antes de que éstos pudieran consolidar su débil posición, las ametralladoras de la cima cambiaron su dirección de fuego sobre el pequeño grupo de soldados.

La primera ráfaga alemana mató e hirió a nueve soldados norteamericanos, entre los que se hallaban los tres suboficiales. Alvin era ahora el soldado al mando. Tumbado entre los norteamericanos y las ametralladoras alemanas, Alvin comenzó a liquidar a los servidores alemanes cada vez que estos levantaban la cabeza para observar.

Cuando finalmente lograron identificar su posición, los alemanes enviaron a un grupo de soldados con la bayoneta calada en su busca. Alvin aguantó su posición y fríamente fue eliminando a los alemanes que bajaban a por él. Cuando la carga terminó, Alvin interpeló al resto de alemanes para que se rindieran.

Un oficial alemán se levantó y estuvo de acuerdo con rendir su posición. Alvin aceptó, y el oficial hizo sonar su silbato para señalar a sus hombres el alto el fuego. A medida que los alemanes comenzaron a salir en fila, uno de ellos arrojó una granada de mano hacia donde Alvin se encontraba. Disparó sobre el soldado alemán y la granada le pasó por lo alto de la cabeza.

Monumento a Alvin C York en el Capitolio estatal de Tenneesse

Acaba de resolver una difícil situación, pero ahora se le planteaba un gran problema: como llevar a docenas de prisioneros y a varios soldados norteamericanos heridos hasta sus propias líneas. Con solo 7 compañeros ilesos, Alvin llevó a todo el grupo de vuelta a través de la posición alemana. Por el camino se tropezaron con varios nidos de ametralladoras más, y cada vez el oficial alemán prisionero dio órdenes de que se rindieran. Para cuando Alvin llegó a las líneas aliadas había capturado nada menos que a 128 soldados y a 4 oficiales.

Durante toda la acción, Alvin C. York había matado a 25 alemanes, había capturado a 132 y había silenciado 35 ametralladoras. Se trata de uno de los casos de valentía individual más extraordinarios de todos los tiempos. De inmediato fue condecorado con la Medalla de Servicios Distinguidos y más tarde se le concedería la Medalla de Honor del Congreso, que le fue impuesta por el general Pershing, comandante en jefe de la Fuerza Expedicionaria Norteamericana.

La acción de Alvin pasó al celuloide, con la película El Sargento York, protagonizada por Gary Cooper

Además, por dicha acción Francia el impuso la Cruz de Guerra de la Legión de Honor. Alvin regresó como un héroe y tuvo su desfile en Nueva York el 22 de mayo de 1919. Nostálgico de su hogar, fue licenciado el 29 de mayo y partió para Pall Mall. Nunca pudo olvidar su experiencia en la guerra y estaba plenamente convencido de que Dios lo había protegido.

Alvin decidió que tenía una misión en la vida, acabar con el aislamiento de los montañeses pobres y dar educación a los niños. Durante el resto de su vida trabajó para suprimir barreras y traer oportunidades a las montañas de Cumberland. Murió el 2 de septiembre de 1964.

Si te gustó, puedes seguir la serie en Medalla de Honor – Russell E Dunham

2 comentarios en «Medalla de Honor – Alvin C. York»

  1. Sin desmerecer al cabo york para 1918 las tropas alemanas estaban con la Moral baja y sin abastecimiento por el bloqueo asus puertos
    Como dijo sancho panza. Tripas llevan a piernas! Y supongo que a mente tambien

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  2. Un buen artículo.Creo que interpretas la derrota del ejército alemán en el frente occidental en 1918,de manera errónea Carlos.A pesar de cuatro años de guerra,el ejército alemán en las trincheras de Europa occidental,hacia 1918,se había visto reforzado con no menos que 2millones de hombres procedentes del frente oriental,gracias al armisticio con Rusia.Contando con éste aumento importantísimo de efectivos,el alto mando alemán decidido a conseguir la victoria definitiva también en el frente occidental,pone «toda la carne en el asador» y lanzará en 1918,no menos de 5 ofensivas,alguna de las cuales está muy cerca de llegar a París,pues frasnceses e ingleses se las ven y se las desean para bloquear el empuje alemán.Aún así,toda la serie de fuertes ofensivas germanas es detenido y no será hasta agosto de 1918,cuando las tropas anglo-francesas pasan al contraataque,obligando al Ejército Imperial a retroceder.Justo antes de la llegada del AEF (American Expeditionary Force).A pesar de su corta estancia en el frente occidental,el AEF y sobre todo,la lluvia de nuevos suministros que trae,decantará la balanza definitivamente del lado aliado,en contra de las potencias centrales.Aún así,el AEF (y también la 82 Div.de Infantería a la que pertenece York),pagarán un alto tributo en bajas por la derrota definitiva del ejército alemán,que está fuertemente atrincherado en todos los sectores,generalmente ocupando mejores posiciones que los aliados,pues se encuentran en terreno elevado con respecto a ellas y muy bien fortificadas.Es el caso,por ejemplo del sector Meuse-Argonne,donde interviene York con su unidad.En los otros dos sectores del frente donde combate el AEF,Aisne-Marne y St.Mihiel,las cosas no son mejores.Sólo hay que consultar las listas de bajas del AEF,para comprobar que la labor final en el frente occidental de americanos,ingleses (incluyendo todas las tropas de la Commonwealth) y franceses no fue nada fácil,pues los alemanes lucharon encarnizadamente hasta el final,desde posiciones muy bien pensadas.

    Por tanto,la derrota final del ejército imperial alemán,no se produce por falta de moral,o por falta de suministros,sino sencillamente porque el esfuerzo de guerra que puede soportar la retaguardia alemana se ha hundido,víctima de una política económica especulativa errónea que queriendo favorecer la producción de material de guerra entre los fabricantes,provocará una inflación galopante que sencillamente priva al pueblo alemán de casi todo,porque nadie puede pagarlo.Una simple barra de pan,cuesta unos cuantos cientos de marcos,en 1918.El dinero ha dejado sencillamente de tener valor.El bloqueo naval aliado hace el resto,causando una hambruna por carestía total de alimentos en Alemania y Austria-Hungría,sin precedentes.Todo ello,causará una conflictividad social,especialmente en Alemania muy importante,pues el DKP (Partido Comunista Alemán),mirándose en el espejo de la Revolución rusa de Octubre,reclamará lo mismo que antes habían hecho los soviets,respecto al Zar Nicolás II:que la guerra imperialista del Kaiser Guillermo,no tiene nada que ver con el pueblo alemán y lo ha llevado a la ruina.Se produce pues definitivamente,la disociación entre los intereses políticos y militares,respecto de los de las sociedad civil que los apoyaba,hasta ése momento.

    Así pues,el soldado alemán en el frente occidental acaba perdiendo su moral de combate,porque la sociedad civil que lo respalda en la retaguardia se resquebraja y deja de apoyar la lucha,pues está harta de carestías y de guerra.La rendición o derrota militar no se produce porque no se tengan medios para resistir,se produce porque la retaguardia de las potencias centrales,no puede seguir soportando el esfuerzo de guerra,apoyando a sus soldados.Lo cual,será precisamente,el principal argumento para el auge del nazismo,en los años 30: explotar el resentimiento por la derrota de los antiguos combatientes,diciéndoles queno fueron derrotados en el campo de batalla,sino que fueron víctimas de una conspiración encabezada por los judíos,con la connivencia de sus políticos.El mito de la «puñalada por la espalda»,que tán bien explotó Hitler.

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