Hoy añadimos a nuestra Biblioteca de Descargas GEHM un interesante artículo de nuestro colaborador Pablo García Sánchez.
En esta nueva entrega, Pablo aborda detalladamente por qué aparecen los Hunos en escena, quién era Atila, quién Aecio, las campañas en la Galia, los ejércitos enfrentados y el acontecer de esta crucial batalla en los últimos años del Imperio Romano. Te puedes descargareste pequeño ensayo de 31 páginas en la Sección Artículos nuestra Biblioteca de Descargas, donde también tenemos otro artículo del mismo autor.
Dejamos aquí un extracto del mismo.
Los adivinos consultados por Atila auguraron una derrota, pero también la muerte del jefe enemigo. El khan huno creyó que el vaticinio se refería a Aecio, y decidió que la eliminación del generalísimo romano bien merecía un revés militar, cuya importancia podía reducirse iniciando la contienda en las primeras horas de la larga tarde del solsticio de verano, para que la oscuridad de la noche permitiera salvar a la mayor parte de su ejército.[1]
Aecio desplegó a los visigodos en su ala derecha y a los poco fiables alanos de Sangibano en el centro, mientras que él se posicionó con sus fuerzas en el ala izquierda. Su estrategia consistía en atraer a los hunos sobre su centro y caer sobre ellos desde ambos lados. Así evitaría que la caballería enemiga, pudiera a su vez flanquear sus alas. Atila, aparentemente obligado, emplazó a sus hunos en el centro, a los gépidos a su derecha, frente a los romanos, y a los ostrogodos a su izquierda, frente a los visigodos. No sabemos dónde se desplegaron los contingentes germanos menores, pero es posible que se repartieran entre ambas alas o que se concentraran en el flanco derecho para reforzar a los gépidos.[2]
Aecio comenzó la batalla enviando un contingente de visigodos, comandado por Turismundo, el hijo de Teodorico, a ocupar la colina, que presumiblemente estaría en el extremo derecho del ejército aliado ya que fueron los godos los encargados de tomarla. Esto nos puede llevar a pensar que algunas de las mejores tropas romanas también participaron en esta operación de flanqueo e incluso que Aecio pudo dirigirla personalmente, aunque es poco probable que éste confiara en que el resto de sus heterogéneas fuerzas se mantuvieran firmes sin la autoridad de su presencia. La refriega por la colina, prolegómeno de la verdadera batalla, pudo ser lo que terminó por obligar a Atila a aceptar el combate.
[1] Bueno Ortuño, José. Ob.cit.Pág. 123.
[2]militaryhistory.about.com (10/10/2014) (enlace roto)
Si te gustó, te puede interesar el artículo de Pablo García Edad Media – Peregrinaciones y Ordenes Militares
estimados señores,
Mil disculpas pero simplemente no encuentro el documento. ¿seguros que el enlace no esta roto?
Gracias
Isaias
Hola Isaías, este es el enlace de descarga directa https://www.gehm.es/biblio/Los_Campos_Catalaunicos_Pablo_Garcia_Sanchez.pdf
Estimados señores
Gracias infinitas. Enorme trabajo.
Saludos desde México