La batalla de Culloden Moor, librada a 10 kilómetros al este de Inverness, Escocia, el 16 de abril de 1746, concluyó la última pugna dinástica británica y tuvo como consecuencia la devastación de buena parte del país por las fuerzas gubernamentales británicas.
En 1688, el rey católico Jacobo II fue derrocado en la Revolución Gloriosa y sustituido por su hija protestante María y su esposo Guillermo de Orange, estatúder de Holanda. Jacobo huyó a Francia, donde fue reconocido como rey de Inglaterra por el rey francés Luis XIV. Jacobo falleció en 1701 y Jacobo Francisco Eduardo –generalmente conocido como Jacobo Eduardo o, para los jacobitas, como Jacobo III- se alzó como pretendiente al trono, pasando a la historia británica como «el viejo pretendiente».
María II falleció en 1694, seguida de su marido Guillermo III en 1702. La nueva gobernante inglesa fue Ana, hermana menor de María (reinado 1702 – 1714), el último monarca Estuardo de Inglaterra. La Unión de Inglaterra y Escocia fue proclamada en 1707, durante el reinado de Ana, dando lugar al Reino de la Gran Bretaña.
Muchos escoceses estaban en contra de esta decisión y en marzo de 1708 desembarcó Jacobo Eduardo en Escocia para ponerse al frente de una rebelión. Decepcionado por la falta de apoyos escoceses y por la retirada de una flota francesa que llegó al fiordo de Forth, pero que fue dispersada por una tormenta, Jacobo Eduardo regresó a Francia. En 1714 falleció Ana sin descendencia. Según las estipulaciones del Acta de Establecimiento de 1701, se instituía sucesor a Jorge, elector de Hanover, como Jorge I de Gran Bretaña e Irlanda.
Entre septiembre de 1715 y febrero de 1716 se produjo una revuelta jacobita en Escocia. Conocida como «La del Quince» (por 1715), fue liderada por John Erskine, conde de Mar. Tras levantar un ejército de 4.000 hombres, libró una batalla poco concluyente en Scheriffmuir el 13 de noviembre con tropas leales al mando de John Campbell, duque de Argyll. Entre tanto, otras fuerzas inglesas al mando del mayor general Sir Charles Wills recuperaron la ciudad de Preston, que había sido tomada por otros grupos rebeldes. Esto marcó el fin de la revuelta jacobita en Inglaterra, pero no el de la revuelta escocesa.
El pretendiente Jacobo Eduardo zarpó de Dunquerque y llegó a Peterhead, en Escocia, el 22 de diciembre, justo cuando los ingleses sofocaban los últimos rescoldos de la rebelión. Se encontró con una fuerza inglesa que se dirigía hacia el norte y se retiró a Montrose, donde los Highlanders rebeldes se dispersaron. Jacobo Eduardo regresó a Francia el 5 de febrero de 1716. Falleció en 1766 y le sucedió el siguiente pretendiente jacobita, su hijo Carlos Eduardo Estuardo, conocido como «El Joven Pretendiente».
Antes de la muerte de su padre, y contra las recomendaciones de muchos de sus asesores, el impetuoso Carlos Eduardo había dirigido una nueva rebelión en Escocia conocida como «la del 45» (por 1745). Casi solo, Carlos llegó a las islas Hébridas el 4 de agosto de 1745. Entre los meses de agosto y septiembre levantó un ejército de unos 2.000 hombres entre los clanes de las Tierras Altas. Al mando de Lord George Murray, los rebeldes marcharon sobre Edimburgo. El 17 de septiembre tomaron la capital escocesa, aunque el general Joshua Guest y las tropas inglesas resistieron en el castillo.
El 20 de septiembre, Murray y Carlos derrotaron a un ejército británico de 3.000 hombres (general Sir John Cope) en Prestonpans. Contra las recomendaciones de muchos de sus asesores, incluido Murray, Carlos llevó a su ejército, ahora de 5.000 hombres, a una campaña de invasión de Inglaterra. Carlos esperaba un levantamiento de los partidarios de los Estuardo y ayuda militar directa de Francia, pero quedó decepcionado con amas expectativas.
Los rebeldes consiguieron algunos éxitos iniciales, tomando Carlisle y Manchester. Llegaron a Derby el 4 de diciembre. Al tener noticia de que dos poderosos ejércitos británicos avanzaban contra él y después de que un grupo de partidarios desertase, Murray se retiró dos días más tarde con sus fuerzas hacia el norte, perseguido estrechamente por las tropas del comandante británico Guillermo Augusto, duque de Cumberland, hermano menor del rey Jorge II de Inglaterra.
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