Como explicamos en la última entrada de esta serie, el 9 de enero de 1861 fracasaba el viaje del buque de vapor Star of the West, cuyo fin había sido reaprovisionar y reforzar la guarnición federal de 72 hombres que defendía el fuerte Sumter, en Carolina del Sur; una construcción militar en poder de la Unión desde la que se podía cerrar el acceso naval a Charleston, la capital del Estado, y que por consiguiente era de suma importancia para el nuevo Gobierno secesionista del mismo.
Las consecuencias no se hicieron esperar. Los periódicos del norte fueron bastante unánimes en su crítica feroz de lo que, desde su punto de vista, no era ni más ni menos que un hecho de guerra pues, a fin de cuentas, las baterías de Carolina del Norte habían disparado contra un buque desarmado, que estaba al servicio del Ejército y que ondeaba la bandera nacional. Sin embargo, una vez más, las miradas se fueron apartando del fuerte poco a poco, en cuanto los unionistas se dieron cuenta de que el presidente Buchanan no iba a hacer nada y decidieron esperar la llegada de Abraham Lincoln.
Además, coincidencia o no, estaban teniendo lugar acontecimientos mucho más graves, pues si hasta entonces el único Estado en separarse de la Unión había sido Carolina del Sur, la situación, sin duda influida, aunque no determinantemente, por lo que estaba sucediendo en fuerte Sumter, se complicaba día adía. Ese mismo 9 de enero abandonaba la Unión el Estado de Mississippi, al día siguiente Florida, un día más tarde Alabama, Georgia se separaba el 19, Luisiana el 26 y Texas el 1 de febrero. Lo que hasta entonces había sido una cuestión local acababa de adquirir grandeza nacional.
En medio de la confusión de aquellos días, hubo dos miembros del gabinete que no abandonaron a la guarnición del fuerte: Jeremiah Black, secretario de Estado, y Joseph Holt, secretario de Guerra. Ambos siguieron presionando para que se enviara auxilio a la guarnición, a fin de que esta pudiera mantener una posición crucial si acababan descargando las nubes de guerra que asomaban sobre el horizonte. “Los hombres acabarán por agotarse –tronaba Black ante quien quisiera escucharle– que se rindan, es una mera cuestión de tiempo”.
Un tercer hombre, también pensaba, durante aquellos días, en cómo ayudar a la guarnición de fuerte Sumter. Se trataba de Gustavus Vasa Fox, un ex marino militar que había abandonado la armada para comandar un buque correo (ocupación por entonces no solo más lucrativa sino también más emocionante). Un día de la primera semana de febrero, Fox se personó ante Winfield Scott con un plan interesante, y el viejo general se dejó interesar y decidió presentarle al presidente esa misma tarde.
La idea de Fox era la siguiente: embarcar una fuerza de relevo a bordo de un gran vapor mercante de alta mar, que viajaría hacia el sur acompañado por dos remolcadores del puerto de Nueva York y escoltado por el balandro de vapor Pawnee y el buque guardacostas Harriet Lane (en aquella época no existía los guardacostas, pero si un departamento del tesoro que disponía de buques para evitar el contrabando, y que en 1915 se convertiría en dicho cuerpo, de ahí que por facilidad en la denominación nos adelantemos un poco). Una vez frente a Charleston, la idea era embarcar las tropas en los remolcadores, que eran buques ágiles y de poco calado diseñados para navegar en puertos y estuarios, y navegar con ellos, de noche, a toda prisa hacia fuerte Sumter. Si los de Carolina del Sur disparaban, Fox esperaba que Anderson, desde el fuerte, los haría callar con sus propios cañones.
No se sabe si a Buchanan le gustó la idea, pero sí que tenía cosas más importantes en las que pensar pues el 8 de febrero, en Montgomery, Alabama, el Congreso Provisional de los Estados Confederados de América votaba su nueva constitución y elegía presidente a Jefferson Davis; la situación se había vuelto crítica y Buchanan, como presidente saliente, decidió no ejecutar acción alguna que complicara la situación y abandonó al fuerte Sumter a su destino, tal vez consiguiendo exactamente lo contrario de lo que pretendía.
El 4 de marzo de 1861, Abraham Lincoln se convirtió en el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América.
Es curioso después de años de leer sobre la guerra de Secesión norteamericana nunca me había fijado en las fechas. Así que la secesión la declararon antes de que el viejo Abe pudiera tomar ninguna medida de gobierno. Porque por ahí se dice que fueron sus medidas arancelarias las que desataron la guerra, más que sus posibles deseos de acabar con la esclavitud.
En realidad me parece que lo iniciaron todo porque veían como el poder que ejercían sobre la Unión se debilitaba ante el ascenso del Norte. Por ello boicotearon la campaña de Douglas, pues de no haber roto los secesionistas el partido antes de las elecciones Douglas es posible que ganara, pero con un gobierno que tampoco les gustaría.