Enfrentado a la secesión de una parte importante del país, la primera preocupación del gobierno de Abraham Lincoln fue cómo solucionar el problema de reintegrar el sur a la Unión, y no su conquista. Para ello contaba con una de las más preclaras mentes militares del continente americano: el General Winfield Scott. Este no tardó en diseñar el que sería llamado Plan Anaconda, una idea que buscaba derrotar al sur por medio de la asfixia económica y no por medio de sangrientas batallas campales donde, junto a la seguridad de la muerte de toda una generación de jóvenes, se arriesgaban a perder el capital político que mantenía unidos a los estados del norte en la tarea de reunificar el país. Este plan se basaba, en primer lugar, en un bloqueo naval que cerrara los puertos confederados al resto el mundo; y en segundo lugar en el control de los grandes ríos navegables al oeste de la cordillera de los Apalaches. Cauces como el Tennessee, el Cumberland, o el Mississippi-Missouri, que permitirían a los ejércitos de la unión parcelar la confederación y acceder casi a todas partes utilizando vías de comunicación seguras y controladas. En resumen, al igual que una anaconda asfixia a sus víctimas, el norte tendría que asfixiar al sur hasta que este entrara en razón. Esta idea sólo tenía una pega: hablaba de lo que nadie quería oír, de una guerra larga.
El problema del Presidente Confederado Jefferson Davis parecía, a primera vista, más fácil de solucionar. Solo tenía que defender su territorio de los ataques de los ejércitos unionistas el tiempo suficiente como para que fuera decayendo el interés de la población del norte en reunificar el país, o hasta que las cancillerías europeas decidiera tomar cartas en el asunto. Para ello decidió aplicar una estrategia de “concentración en el espacio”, que le permitiera obtener la superioridad local allá donde los unionistas decidieran atacar. Este plan se basaba en una serie de premisas que, desgraciadamente para el presidente Davis, no siempre se dieron. Esas fueron:
1ª.- Que los federales solo serían capaces de organizar una gran ofensiva por vez.
2ª.- Que el sur sería capaz de reforzar el lugar amenazado enviando tropas desde otros lugares de la confederación.
3ª.- Que el servicio de información confederado sería capaz de averiguar de dónde partiría la ofensiva unionista y cuál iba a ser su objetivo con tiempo suficiente para poder desplazar las tropas donde fuera necesario.
4ª.- Que los jefes de los departamentos no amenazados por la ofensiva enviaran rápidamente las tropas requeridas al departamento amenazado.
Y 5ª.- Que una vez pasada la crisis las tropas serian reenviadas a su lugar de origen, listas para reiniciar la maniobra en cuanto fuera necesario.
Para ejecutar esta idea el presidente confederado se basaba en dos inventos de gran importancia, que no habían existido durante las guerras napoleónicas: el telégrafo, que permitía comunicar con lugares muy lejanos en un plazo muy corto, y el ferrocarril, que permitía desplazar grandes cantidades de tropas a gran velocidad de un extremo a otro del frente. Además, en lo que al tren se refiere, la confederación debía poder explotar sus líneas de comunicación interiores y desplazarse más deprisa que los ejércitos unionistas.
Antes de pasar a explicar cómo se desmontó este sistema, debemos hacer una breve mención a la cuestión de los departamentos. Nada más empezar la guerra Jefferson Davis decidió que lo más prudente era dividir la confederación en diversas regiones geográficas, cada una de ellas comandada por un oficial general que tendría mando total sobre todos los recursos, fuerzas y posiciones militares dentro de su región. Estos departamentos, aunque hubo variaciones, fueron fundamentalmente: Virginia; la costa de las Carolinas, Georgia y Florida; la costa del Golfo de México; los territorios al oeste del Mississippi y; finalmente, el más importante en extensión cubriría todo el frente al oeste de los Apalaches, desde el este de Tennessee hasta el río Mississippi.
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Muy interesante. Aunque soy muy aficionado a esta guerra y he comprado algún que otro libro y leído todo lo que he encontrado en bibliotecas, nunca había leído nada sobre la estrategia defensiva de la Confederación. Si he leído algo sobre los problemas de las redes de comunicación del Sur. Ya que usaban trenes y ríos, pero como esa red de comunicación estaba diseñada más para el comercio con el norte, era deficiente para el trasporte este-oeste.