Tras haber dedicado su número de Mayo de 2016 a la ofensiva alemana en las Ardenas de diciembre de 1944, la revista Desperta Ferro Contemporánea vuelve a la carga con esta emblemática batalla para centrarse en los extraordinarios combates en torno a la localidad de Bastogne por un lado y a otros aspectos menos conocidos de la batalla por otro.
Cabe la posibilidad de que, a pesar de los ríos de tinta vertidos sobre las Ardenas, parte de los acontecimientos que allí sucedieron hayan quedado fuera de la cultura popular y sean todavía relativamente desconocidos. Hagámonos una simple pregunta. ¿Cuándo terminó la batalla? Las respuestas son múltiples. ¿Con la retirada de Peiper el 24 de diciembre por la noche? ¿Con la derrota germana en Foy-Notre-Dame, en el extremo más occidental del saliente, pocos días después? ¿Con la ruptura del cerco de Bastogne el 26 de diciembre? ¿Con el fracaso de la última ofensiva alemana contra este pueblo el 7 de enero? Nos detendremos aquí por ahora, aunque sin duda podamos seguir desgranando fechas hasta finales de enero de 1945.
Podríamos decir que una batalla termina cuando cesan los combates en el sector de la misma, pero ¿cómo encajar esta definición en un conflicto como la Segunda Guerra Mundial, en que los combates apenas se detuvieron durante meses? Tal vez reconsiderando, para este caso, nuestra definición inicial, podríamos entender como finalizada la batalla de las Ardenas cuando los aliados reconquistaron la mayor parte del terreno perdido durante la ofensiva alemana, un planteamiento que nos llevaría a fechas tan tardías como el 23 de enero, o incluso después.
La cuestión no es baladí, sobre todo si pensamos en los veteranos, tanto estadounidenses como alemanes, que siguieron combatiendo día tras día en unas condiciones espantosas de frío, nieve y fuego, los unos para reconquistar el saliente, los otros para evitarlo o para retirarse ordenadamente sin ser copados por los intentos aliados de formar una pinza. Estas son algunas de las cuestiones que trata el número de Desperta Ferro que sale hoy a la venta.
Pero eso no es todo. La batalla de las Ardenas fue testigo de acontecimientos excepcionales, como las rencillas entre los miembros de la cúpula militar y política aliada, que definieron la mejor hora de Ike y su perenne sonrisa, ya que fue él quien consiguió, gracias a sus excepcionales dotes diplomáticas, que todo siguiera funcionando; o la extraordinaria crueldad que se enseñoreó del campo de batalla, tanto contra los civiles como contra los prisioneros de ambos bandos, una serie de crímenes de guerra que mancharon especialmente a las unidades de las SS, acostumbradas a la brutalidad y falta de mesura del frente del este, pero de los que tampoco las tropas estadounidenses pueden considerarse libres de pecado.
Finalmente, este número de Desperta Ferro ha querido dedicar uno de sus artículos a un tipo de unidad muy concreto: las divisiones de Volksgrenadier, auténticos combatientes a pesar de su origen disparatado, cuyos soldados nada tuvieron que ver con los milicianos del Volkssturm y cuya actuación fue, dadas las circunstancias, brillante.
La manía de Hitler de crear nuevas unidades que iban a ser el remedio milagroso. Los granaderos del pueblo, en fin.