Las armas producidas por Italia en el periodo de Entreguerras nunca han tenido buena fama entre los aficionados y expertos militares. Un diseño que recibió innumerables críticas fue el fusil ametrallador Breda M30, el cual fue utilizado de forma abundante por el bando sublevado; sobre todo por el C.T.V (Cuerpo de Tropas Voluntarias) italiano que lo portaban como arma de apoyo reglamentaria.
El Breda M30 tiene un diseño interesante pero complejo. Su forma ya es de por sí extravagante con unas líneas estilizadas que la hacen parecer un tanto grácil. El cargador era plegable y se recargaba mediante peines especiales que introducían veinte cartuchos en el mismo. Asimismo, el cañón del Breda M30 era cambiable, algo que compartía por ejemplo con la Bren británica. Finalmente, los mecanismos interiores necesitaban estar bien lubricados para un óptimo funcionamiento de la máquina. En estas características se encuentran las mayores debilidades de este fusil ametrallador.