La situación era desalentadora. La lucha contra el fuego que había estallado en los alrededores de la colina 453 se había detenido, y ahora no había evidencia de tropas amigas en las cercanías.
Poco a poco, los hombres que habían estado mirando ansiosamente hacia el área desde la que los hombres del Capitán Tyrrell habían estado disparando perdieron la esperanza de salir de su perímetro. Ahora hacía más frío. Sus ropas mojadas estaban congeladas hasta el suelo. Varios hombres sufrían de congelación. Más de la mitad eran bajas. Aquellos con heridas graves habían sido arrastrados a la parte trasera (este) de la cima de la colina, donde fueron depositados en la tierra helada. La colina era tan escarpada que si se lanzaban granadas, éstas rodarían colina abajo lejos de los hombres heridos.