Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (VIII). Ataque a los portaaviones de escolta del golfo de Leyte

A primeras horas del 25 de octubre de 1944, el segundo día de la gran batalla aeronaval del golfo de Leyte, las unidades kamikaze llevaron a cabo sus primeros ataques a gran escala.

En el mismo momento en el que los portaaviones de escolta y destructores norteamericanos de la Taffy 3 del contraalmirante Sprague libraban un combate desesperado contra el escuadrón naval del almirante Kurita, cinco Zeros kamikaze con escolta de cuatro cazas despegaban de Mabalacat. Los pilotos tuvieron una ceremonia de despedida a la que asistió el propio Onishi. El teniente Seki, líder del grupo, en un gesto de despedida que habría de ser muy recordado como típico del patriotismo kamikaze, entregó en mano a un oficial de estado mayor la suma de dos mil yenes con la petición de que fuesen enviados a Japón y dedicados a la construcción de nuevos aviones.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (VII). Las primeras salidas en Filipinas

Una vez vistas las implicaciones de este fenómeno para el Estado Mayor japonés volvemos al teatro de operaciones en Filipinas.

HMAS Australia – Daños kamikaze en 1945

Al día siguiente de la visita de Onishi, 24 pilotos voluntarios de Mabalacat habían creado cuatro unidades de «ataque especial» equipadas con Mitsubishi A6M5 Zero armados con una bomba de 250 kilos (o también con dos bombas más pequeñas) que se colocaban en la sujeción del depósito de combustible extra.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (VI). La visión estratégica del Estado Mayor Imperial.

Los escritores japoneses han presentado la versión de que Onishi solo concibió una actividad kamikaze temporal, quizá limitada a aquellos pilotos que se prestasen voluntarios en Mabalacat para una misión en las Filipinas.

Esto es dudoso. Es posible que los kamikaze de Mabalacat y los cientos que habrían de seguirlos pensasen que su sacrificio alteraría el curso de la guerra. Pero cabe la posibilidad de que con la iniciativa de Onishi de comenzar una estrategia Kamikaze, el Alto Mando Imperial tuviera puestas las miras más allá, incluso del final de la propia guerra y de la derrota japonesa.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (V). Takajiro Onishi, el padre de los Kamikaze.

El vicealmirante Takijiro Onishi había sido uno de los pioneros en la creación de las fuerzas paracaidistas de la Marina Imperial y se había forjado una gran reputación como combatiente en China.

Takajiro Onishi

En 1941, tras oponerse inicialmente al plan de Pearl Harbor del almirante Yamamoto, acabó por convertirse en uno de sus máximos exponentes. Era un hombre que siempre mostraba un gran entusiasmo y con cierto temperamento místico: abogó por el empleo de frenólogos y grafólogos en los procesos de selección de pilotos e incluso llegó a ser embaucado por un dizque sabio que aseguraba haber encontrado un método para convertir el agua en petróleo.

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Viento Divino – El fenómeno Kamikaze japonés (IV)

Según ha contado el as de caza japonés Saburo Sakai, el capitán Kanzo Miura, que mandaba el Ala Aérea de Sakai en Iwo Jima, ordenó a 17 de sus pilotos que llevasen a cabo un ataque suicida contra la flota norteamericana de invasión el 4 de julio de 1944.

Flanqueado por estandartes samurái y eslóganes patrióticos, Miura dio un emocionante discurso a sus hombres, exhortándolos a estrellarse contra los portaaviones norteamericanos. Sakai, aunque aceptaba que estrellarse contra una unidad enemiga era una acción apropiada para un piloto cuyo avión hubiese sufrido daños que le impidiesen volver a su base, encontró el histrionismo de Miura de mal gusto, «una señal de debilidad… recurriendo a artes cercanas a la pura brujería»; sin embargo, recordaría como la mayoría de sus camaradas quedaron imbuidos de ese nuevo espíritu combativo.

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Auge y caída del imperio japonés en la IIGM. A6M Zero el catalizador (VII)

A su vez está en pruebas la variante 52b, se pretende dar potencia de fuego sustituyendo e una de las ametralladoras de capó de 7,7 mm por otra de 13,2 mm[1], al igual que se mantienen los cañones largos de 20 mm[2] ya introducidos en el “a”.

Por fin el blindaje empieza a ser considerado necesario y se dispone de cristal antibalas en el parabrisas, además se aumenta la protección contra incendio incorporando extintores automáticos en los depósitos de alas, aparte del que ya existe para el principal. En abril del 44 el 52b sustituye al 52a en la cadena de producción. Como vemos una carrera de improvisaciones por intentar cerrar la brecha de prestaciones con sus enemigos.

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Auge y caída del imperio japonés en la IIGM. A6M Zero el catalizador (VI)

El primer hueso duro de roer sería el P-38 Lightning. Caza bimotor, era más rápido, volaba más alto, subía y picaba mejor, pero no tenía nada que hacer en maniobrabilidad.

De hecho su introducción a finales del 42 fue un fiasco. Pues en los primeros encuentros entraron al trapo en la zona ventajosa del Zero[1]. Esta circunstancia se corrigió rápidamente, y desde entonces se limitarían a volar muy altos, patrullando y picando cuando el enemigo estuviese en desfavorables condiciones.

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