La predisposición a la voluntariedad estuvo presente desde el mismo principio, y en ningún momento hubo escasez de voluntarios para las misiones kamikaze.
Y no hay duda de que los pilotos suicidas que llevaron a cabo las anteriores misiones en las Filipinas eran voluntarios en el sentido más literal, motivados por un patriotismo sincero y un sentido del honor. Resulta difícil juzgar que revulsivo era mayor, si el honor personal o la honra nacional.