El 27 de septiembre de 1942, mientras Stalingrado rugía y se desmoronaba en medio de la batalla urbana más bárbara de la guerra hasta entonces, un pequeño grupo de 24 hombres pertenecientes al 42º Regimiento de la 13ª División de Guardias, dirigidos por el Sargento Yakub Pavlov, tomó al asalto uno de los edificios que daba a la plaza del 9 de enero. El ataque fue un éxito, pero pronto el pequeño grupo quedó rodeado por fuerzas alemanas muy superiores. A partir de entonces se inició una resistencia increíble.
La posición en la que se habían establecido aquellos soldados de la guardia, pertenecientes a más de diez nacionalidades distintas de las que componían la unión soviética, era de extraordinaria importancia, pues desde allí se podía batir tanto la plaza como las calles que se extendían hacia el norte y