Este as de la caza soviética es, sin duda, del héroe de los tártaros y los daguestaníes. Nació en octubre de 1920 en Alupka, Crimea. Su padre era daguestaní y su madre tártara.
En 1938, Amet-Khan se graduó en una escuela ferroviaria y trabajó durante un breve periodo de tiempo en un taller de locomotoras como ayudante de calderero. En esta época se hizo socio de un aeroclub y aprendió a volar. En 1939 se alistó al ejército. Su solicitud para ingresar en el cuerpo de pilotos fue aceptada y se formó en la Escuela de Aviación de Kachinsk, recibiendo su licencia en 1940.
Día 14.- EL II Batallón del Regimiento de Infantería 269 y 9ª Compañía del Regimiento de Infantería 263 marchan de nuevo a BOL SMOCHJE para tomar a su cargo la defensa de este pueblo.
A las 15 horas ataca el enemigo
las posiciones de BOL SMOCHJE, logrando apoderarse de una de las posiciones
avanzadas que guarnecen fuerzas alemanas. La 6ª Compañía y una Sección de la 8ª
logran detener al enemigo en el curso de durísimos combates.
A las 20 horas reanuda el enemigo sus ataques con renovados efectivos, siendo rechazado nuevamente. 300 cadáveres del adversario quedan sobre el campo.
Para Estonia, el periodo de entreguerras fue una época de aislamiento. Durante los años veinte, el país, empeñado en mantenerse neutral, observo el creciente fortalecimiento de los bolcheviques. Mientras, en Letonia el peligro percibido era el de Alemania, y en Lituania, Polonia, de modo que los tres países bálticos nunca lograron concertar una política internacional común. Esto no significa que no la afectaran las corrientes ideológicas propias del periodo. En 1934, los “Luchadores de la Libertad”, los fascistas estonios, intentaron dar un golpe de Estado que fue contenido por Konstantin Päts, jefe del es Estado, y por el Ejército, iniciándose una fase dictatorial que acabó en 1938 con la promulgación de una nueva constitución y la vuelta a la democracia.
Durante aquellos años la situación europea se había ido degradando,
y los estonios se vieron finalmente obligados a romper su estricta neutralidad,
o al menos a simpatizar con alguno de los antagonistas. La visita de Franz
Halder al país en junio de 1939, fue la demostración pública de que Estonia,
profundamente antisoviética, miraba hacia Alemania para su protección, aunque
en todo momento rechazarían cualquier injerencia de Berlín en sus asuntos
internos, ya que tenían pendiente una profunda reforma agraria, y una parte
importante de la clase terrateniente del país era de origen alemán.
Hace unas semanas dedicamos tres entradas a narrar las peripecias de Lituania, desde su recreación a raíz del final de la Primera Guerra Mundial hasta el final la segunda guerra mundial, en una serie que titulamos, genéricamente, Catástrofe Báltica, por los sufrimientos y errores cometidos por los dirigentes y nacionales de dicho país, que llevó a que su breve sueño de independencia acabara torciéndose rápidamente, y durante muchos años.
Como Lituania no fue el único país que sufrió estas peripecias, retomamos hoy la serie para referirnos a Estonia, con la esperanza de poder hacer otro tanto, en el futuro, con Letonia.
(Nota: la documentación que se maneja, diario de operaciones correspondiente al mes de febrero de 1942, estado mayor, 3ª sección, se encuentra en muy mal estado escaneado, por lo que muchas localidades son ilegibles, quedando indicadas con una serie de xxxx para esta serie de entradas).
Día 1.- Al empezar el mes de febrero la situación táctica de la División es la misma que al finalizar el mes anterior.
Se recibe una Orden del XXXVIII C. de R. (Sec. Ia., Nr. 254/42, Secr.) en la que se dispone que la 12 batería 0,150 pase a depender de la 126ª División tomando posiciones al este de XXXXXX.
Ediciones Salamina acaba de publicar las memorias de guerra del Frente Oriental de Vasiliy Krysov, un comandante de carros del Ejército Rojo.
Publicadas en Rusia por Eksmo, Yauza en 2008 con el título Samokhodki v boyu: Batareya, ogon’! [Cañones autopropulsados en combate: Batería, ¡Fuego!], las memorias de Vasily Krysov ofrecen una visión excepcional del combate de blindados en el Frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial. Su excepcionalidad reside en parte en que pocos carristas o tripulantes de cañones autopropulsados del Ejército Rojo sobrevivieron a los intensos combates que tuvo ocasión de experimentar Krysov.
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