Tras el fracaso del contraataque destinado a reabrir el corredor, la fortaleza de Küstrin se vio sometida a un cerco cada vez más estrecho y terrible. Su destino había quedado sellado. Podría decirse que el primer acto del fin tuvo lugar durante la noche del 26 al 27 de marzo, cuando el 303.er Batallón de Fusileros, que defendía Neu Bleyen con un cañón de flak de 88 mm y tres piezas de artillería autopropulsada, abandonó la posición y se retiró hasta Kuhrbrücken Vorstadt, que estaba siendo atacada por los soviéticos desde Neu Bleyen.
A partir del 28, la propia fortaleza se vio sometida a un intenso ataque de cazabombarderos, que se intensificó al día siguiente. Sin embargo, se trataba de un objetivo difícil, el propio general Chuikov escribió sobre este objetivo: