Testimonios. El hombre que bombardeó la abadía.

 

                Ya hemos hablado dos veces del bombardeo, y posteriormente nos referiremos a los soldados que combatieron en las ruinas, pero hoy vamos a publicar el interesante punto de vista del teniente coronel Bradford A. Evans, piloto del avión que dirigió el ataque de bombardeo contra la abadía.

Según la leyenda, este avión sería el de Evans, cuando era mayor, aterrizando con una avería en el motor.

                El monasterio de Monte Cassino se alza directamente ante nosotros. A unos 1500 pies (450 m) por encima del fondo del valle y la ciudad de Cassino, la abadía es bienvenida, en la medida en que ahora el piloto, el navegante y el bombardero pueden tener la seguridad de que han localizado el objetivo correcto.

                Dentro de unos segundos el 96.º [escuadrón], los “Diablos Rojos”, va a desencadenar el bombardeo más formidable que se haya dirigido jamás contra un edificio aislado.

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Testimonios. Los civiles italianos en el frente de Cassino.

 

La semana pasada transcribimos el testimonio del artillero Douglas Lyne, que fue testigo del bombardeo de la abadía de Cassino. Hoy vamos a cambiar de bando y, aunque Cassino sigue siendo el centro de atención, vamos a reproducir el testimonio de Guido Varlese, a la sazón un muchacho de 19 años, habitante de Cassino. Sus peripecias, aunque un tanto deslavazadas, son un ejemplo interesante de lo que tuvo que vivir la población italiana.

                Las primeras bombas cayeron a las nueve de la mañana.  No nos lo esperábamos en absoluto porque ya había entrado en vigor el armisticio. Pensábamos que la guerra casi había terminado. Estaba en la plaza con un amigo cuando vimos las fortalezas volantes, que iban en dirección a Roma, soltar sus bombas sobre los arrabales de la ciudad. Estábamos alucinando por ver estas maravillosas máquinas voladoras, hasta que de repente nos dimos cuenta de lo que sucedía.

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Testimonios. La destrucción de la abadía de Monte Cassino.

Este testimonio del artillero Douglas Lyne, de veinte años, que sirvió en el 57.º Regimiento de la Artillería Real (X Cuerpo de Ejército) durante la batalla de Monte Cassino, nos ofrece un singular e interesantísimo testimonio sobre cómo vieron la destrucción del monasterio de Monte Cassino los soldados de a pie, en este caso un artillero.

Douglas Lyne, durante la guerra.

                Baste decir que a finales de enero principios de febrero no se había hecho progreso alguno para la toma de Monte Cassino, sin lo cual era imposible avanzar hacia Roma. Fue entonces cuando mi regimiento de artillería fue enviado al frente, para apoyar a la 201.ª Brigada de Guardias. El monasterio se alzaba a unos 450 m de altitud, y debíamos encontrar un puesto de observación que estuviera al menos a 750 m.

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Muerte de un general alemán (IX) – Wolfgang Fischer

Wolfgang Fischer, jefe de la 10 Divisón Panzer y veterano de la IPGM, de Polonia, Francia y Rusia, llegó a la cabeza de puente tunecina a tiempo de derrotar a las tropas aliadas en la colina de «Longstop». Unos meses después moriría trágicamente en una misión de reconocimeinto.

Nacido en 1888, Wolfgang Fischer ingresó en Ejército Imperial alemán el 18 de marzo 1910, sirviendo en el  5. Regimiento de Infantería de Baja Silesia Nr.154, donde fue ascendido a teniente en 1911. Durante la Primera Guerra Mundial formó parte de los estados mayores de varias unidades. En 1918 fue ascendido a capitán y durante los años 20 formó parte del ejército de los 100.000 hombres.

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La Wehrmacht Se Retira – Robert M Citino

Para David M. Glantz: «Una excelente secuela de «La Muerte de la Wehrmacht». Juntos proporcionan una revaluación fundamental y convincente sobre la maquinaria de guerra de Hitler en la Segunda Guerra Mundial».

Ediciones Salamina – Tienda online

Ediciones Salamina [antigua Platea] acaba de poner hoy a la venta este esperado libro, que viene a cubrir un gran hueco en el panorama de la Historia Militar en español, y en concreto de los estudios modernos relativos a la Segunda Guerra Mundial. La edición castellana ha sido traducida por nuestro compañero del GEHM Javier Veramendi B, lo que en nuestra opinión le añade un valor tangible al resultado final, por su profundo conocimiento de la materia y el buen hacer que ha venido demostrando con sus trabajos y obras publicadas. También ha participado en la factura de esta obra, aportando extenso su saber, nuestro compañero Isidoro Villena.

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El Bombardeo de la Abadía de Cassino (4). ¡Sentencia!

Gruenther se puso entonces en campaña para tratar de ayudar a su jefe. A las 21:15 del 12 de febrero habló con el General Keyes, que le dijo que estaba en contra del bombardeo del monasterio, así como otros jefes con mando en la zona: los Generales Ryder y Butler, y el Coronel Boatner. También habló con el General Mercer Walter, oficial de inteligencia del 2º Cuerpo de Ejército estadounidense. Este informó de que había refugiados civiles en el monasterio, y aunque había posiciones cerca, no había alemanes dentro, o a lo sumo un puesto de observación pero no estaba seguro.

El General Geoffrey Keyes, del II Cuerpo, quien se manifestó en contra del bombardeo.

A las 21:30 del 12 de febrero Gruenther volvió a comunicar con Harding. Este le comunicó que: “El General Alexander ha decidido que el monasterio debe ser bombardeado si el General Freyberg lo considera una necesidad militar. Lamenta que se deba destruir el edificio, pero tiene confianza en el criterio del General Freyberg. Si hay alguna posibilidad razonable de que se esté usando el edificio con fines militares, el General Alexander piensa que su destrucción se justifica” ***

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Grandes Arengas Militares (II) – Montgomery al Octavo Ejército 1942

No habrá más retiradas…. Hoy en nuestra Serie GEHM de arengas veremos la que dio el general Montomery al Octavo Ejército a su llegada en agosto de 1942. Por esa época el ejército británico estaba en continua retirada, desmoralizado y sin confianza alguna. Así cogió Monty el toro por los cuernos:

Antes de nada quiero presentarme. Vosotros no me conocéis. Yo no os conozco. Pero estamos obligados a trabajar juntos; por tanto debemos entendernos los unos a los otros, y  debemos confiar los unos en los otros. Llevo aquí solo unas pocas horas. Pero por lo que he visto y oído desde mi llegada estoy listo para decir, aquí y ahora, que yo confío en vosotros. Trabajaremos juntos como un equipo; y juntos volveremos a tener confianza en este gran ejército para avanzar hasta la victoria final en África.

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