29 de julio, durante la jornada. La Incognita Londinense.

Durante estos días de crisis el Reino Unido se está convirtiendo en un factor cada vez más determinante. Si LONDRES se une a la entente podría desanimar a Alemania de entrar en guerra, si no lo hace, esta podría sentirse mucho más confiada.

Lord Asquith, Primer Ministro del Reino Unido por el Partido Liberal.

¿Lo harán? Todo está en la balanza. Si nos fijamos, por ejemplo, en la prensa, el Times sigue abogando a favor de la intervención, mientras que el Daily News expresa su disgusto ante la idea de que se sacrifiquen vidas británicas para favorecer la hegemonía rusa en el mundo eslavo.

Tampoco a nivel político están claras las cosas. Esta mañana Winston Churchill, Primer Lord del Mar, ha conseguido que se acuerde, como medida precautoria, la movilización de la flota. Esta tarde, aunque solo sea mediante un gruñido, ha conseguido permiso de Lord Asquith para estacionarla en sus fondeaderos de guerra. El futuro viejo león exulta.

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29 de julio, por la mañana. Berlín Exige.

Los rumores en las cancillerías y los informes de los espías coinciden en un hecho fundamental. Aunque no se haya anunciado una movilización, Rusia se está preparando para la guerra. En consecuencia, BERLIN ha decidido avisar a San Petersburgo de que si no detienen su movilización, considerarán movilizar ellos también. La amenaza tiene peso, pues como explicaremos en su momento, la movilización alemana es la más grave.

Conde Pourtales. Embajador Alemán en San Petersburgo.

No obstante, los dirigentes alemanes no se ponen de acuerdo. En una reunión que van a sostener hoy se van a producir dos posicionamientos distintos. El General Falkenhayn, Ministro de la Guerra, va a proponer que se declare el “Estado de Inminente Peligro de Guerra”, un paso previo similar a la “Preparación para la Movilización” de los rusos. Sin embargo von Moltke, Jefe de Estado Mayor del Ejército, y el Canciller Bethmann-Holweg, no quieren llegar tan lejos, y  prefieren limitarse a aumentar la vigilancia en las estructuras de transporte más importantes.

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28 de julio, durante la jornada. Berlín Quiere Mediar.

 

SAN PETERSBURGO. Nada más conocerse la declaración de guerra, el Ministro Sazonov ha enviado sendos telegramas a sus embajadas de Londres, París, Viena, Berlín y Roma informando de que mañana Rusia anunciará una movilización parcial contra Austria. Sin embargo, como ya veremos, esta posibilidad es un espejismo.

El Príncipe Lichnowsky, Embajador Alemán en Londres.

Mientras tanto, en BERLIN, ha llegado un informe del Embajador Lichnowsky, desde Londres, indicando que Sir Edward Grey ha dicho que Serbia ha dado satisfacción al ultimátum hasta un punto que nunca habría creído posible y avisando que si Austria-Hungría no modera sus posiciones habrá una guerra de grandes proporciones. Teniendo en cuenta que la respuesta serbia admite todo tipo de interpretaciones y que Grey está a favor de la intervención británica. ¿Se trata de un gesto conciliatorio o de una amenaza cínica?

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28 de julio, durante la jornada. El Precipitado Regreso del Presidente Poincaré.

 

En el MAR DEL NORTE, a bordo del acorazado “La France”, el francés tiene prisa. Por eso ha ordenado al capitán del navío que se dirija a la costa francesa a toda velocidad, y al oficial de radiocomunicaciones que cancele la recepción prevista para su llegada a Dunkerque y ordene que tengan su tren listo para viajar directamente a parís.

Raymond Poincare vuelve a casa. No habrá ceremonias, pero si multitudes.

Por lo demás, en ese momento las noticias son buenas. Los radiogramas recibidos indican que los británicos apoyan una actuación colectiva de las potencias para rebajar la tensión, lo que significa que para que los rusos se vean obligados a aplacarse tendrán que aplacarse también los austríacos; y desde París, las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores en funciones Bienvenu-Martin al embajador alemán von Schoen han sido mucho más enérgicas de lo que el carácter del personaje hacía esperar (la influencia en este asunto del embajador Cambon, en París desde el 25, es más que probable). Le ha dicho que Francia no hará nada para contener a Rusia hasta que Alemania haga algo para contener a Austria-Hungría.

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28 de julio, por la mañana. ¡Guerra!

Ha pasado un mes desde el asesinato del Archiduque Francisco Fernando en Sarajevo.

“¡A mis pueblos! Era mi ferviente deseo consagrar los años que, por la gracia de Dios, aún me quedan, a trabajos de paz y a proteger a mis pueblos de los pesados sacrificios y cargas de la guerra. Pero la providencia, en su sabiduría, ha decretado lo contrario. Las intrigas de un malévolo oponente me obligan, en defensa del honor de mi monarquía, para la protección de su dignidad y su posición como potencia, y por la seguridad de sus posesiones, a tomar la espada tras largos años de paz”. Firmado. Francisco José I, Emperador de Austria, Rey de Bohemia, Rey de Croacia, Rey de Hungria…

Ha llegado el momento de la verdad. Francisco José II firma la declaración de guerra.

Siguiendo un antiguo modelo, empleado en otras ocasiones, Austria-Hungría acaba de declarar la guerra a Serbia.

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28 de julio, a primera hora. La Inocencia del Kaiser.

 

El Kaiser Guillermo II se ha levantado hoy temprano y su primera tarea ha sido leer la respuesta serbia al ultimátum austríaco. “Un excelente resultado para un plazo de solo cuarenta y ocho horas. Esto es más de lo que podríamos haber esperado! Esto elimina cualquier necesidad de guerra”. Dice. Sin embargo, a continuación es informado de que los austríacos ya han empezado a movilizarse parcialmente contra Serbia. “Nunca habría ordenado una movilización sobre estas bases, dirá”.

Guillermo II, vestido de civil, con un aspecto menos belicoso de lo habitual.

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27 de Julio, por la tarde. Francia y Alemania.

 

A partir de hoy el papel de Serbia en la crisis se va a ir reduciendo casi hasta desaparecer, para ser sustituido por otros dos de los protagonistas: Francia y Alemania, en cuyas manos parece estar la europeización del conflicto balcánico.

Una escena de la visita francesa a San Petersburgo, la tienda del Zar, donde Vivianí llamó la atención.

En POTSDAM, y para disgusto de Bethmann-Holweg, que prefería dar sensación de calma, el Kaiser ha vuelto por adelantado de su crucero por el Báltico.

Y en el BÁLTICO, precisamente, a bordo del acorazado “La France”, Raymond Poincaré, Presidente de la República francesa, también decide acelerar su retorno a Francia.

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