Hace unos días vimos la narración de la asombrosa toma de Kirchberg por parte de las tropas de Spinola en el contexto de La Guerra del Palatinado. Hoy veremos como las tropas de la Unión Protestante regresaron para recuperarla superando al capitán Misiers en una proporción de 40 a 1 y como éste la defendió con uñas y dientes con su compañía borgoñona.
Se estaba pues con el ejército vigilante, a la mira de lo que quisiera intentar el enemigo después de la llegada de su socorro, y aunque ponía el Marqués toda la diligencia posible en procurar ser informado breve y puntualmente, siendo éste un aspecto del que dependen la mayoría de los buenos sucesos de un general, y consciente de tener hasta las piedras por enemigas, le hacía perseverar en esta cuestión de entre las demás dificultades que tiene el hacer la guerra en un país tan desviado de los propios.