Es 21 de junio de 1940 y Francia se muere. Sin embargo en el frente más inesperado, el de los Alpes, donde los ejércitos de la república están resistiendo con éxito contra la poco preparada infantería de Mussolini, está a punto de comenzar un singular duelo artillero.
El Fuerte de Chaberton desde el lado italiano, vista de las torres y de la estación de teleférico.
Falta poco para las 10:00 y el Teniente Miguet, observador artillero de la 6ª batería del 154eme R.A.P (154º Regimiento de Artillería a Pie), aprovecha que las nubes se han alzado y que su blanco está a la vista para comunicar el ángulo de tiro y, finalmente, da la orden de fuego a la primera pieza de la batería, con la que irá ajustando el tiro. Un primer obús parte de uno de los morteros de 280mm. Casi un minuto después una columna de polvo y humo se eleva sobre la cuesta que asciende hacia el fuerte de Chaberton.
Su construcción se había iniciado en 1891 y no terminó hasta 1913. Para entonces en la cima del pico de Chaberton, a 3.131m de altitud, 8 torres, rematadas por otras tantas cúpulas que albergaban cada una un cañón de 149mm, apuntaban hacia la estratégica localidad francesa de Briançon, centro de comunicaciones vital, tanto en sentido norte-sur como en sentido este-oeste, para la defensa del frente alpino.
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