Reírse de, o despreciar a los soldados federales que se habían hecho dueños de Winchester, era fácil, sobre todo, como ya hemos dicho, cuando estos no podían permitirse (o raras veces), devolver el desplante; otras consecuencias de la guerra iban a resultar mucho más difíciles de superar.
Tras la primera batalla de Kernstown, acontecida el 23 de marzo de 1862 y que podría ser considerada como el primer encuentro de la campaña del valle de Shenandoah de “Stonewall” Jackson, y la única derrota táctica de su carrera, los federales, que habían quedado dueños del campo de batalla, fueron los encargados de recoger a los heridos. Muchos de ellos, azules y grises y sin distinción de bando, fueron trasladados a Winchester por las ambulancias e instalados en sendos hospitales ubicados en los juzgados y en el Union Hotel.