Perspectivas históricas del Arte Operacional. Francia – Alemania – Rusia-/Unión Soviética – Estados Unidos

Perspectivas históricas del arte operacional, recién publicado por Ediciones Salamina es un estudio único en la disciplina de la historia militar. Valiéndose del bagaje de conocimientos de historiadores y profesionales militares de Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania, destaca algunos de los avances más significativos en la evolución moderna de la guerra a nivel operacional.

El estudio solo aborda la guerra terrestre y pretende mostrar los avances doctrinales y la aplicación del arte operacional en la historia moderna. El arte operacional tiene sus orígenes en Europa occidental. A partir de las brillantes adaptaciones de Napoleón Bonaparte, los estrategas comenzaron a percibir el ámbito intermedio que vinculaba los objetivos estratégicos nacionales con la táctica en el campo de batalla. Los alemanes, siguiendo el ejemplo del mariscal Helmuth von Moltke el Viejo, desarrollaron los primeros conceptos de la dimensión operacional de la guerra, mientras sus contemporáneos franceses trataban de concebir una doctrina satisfactoria propia. Los rusos y los soviéticos aprendieron de sus hermanos de armas de Europa occidental y también desarrollaron una vibrante doctrina que fue puesta en práctica con maestría en la segunda mitad de la Segunda Guerra Mundial.

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La Campaña de Pea Ridge (VI), 8 de marzo. ¡Victoria!

ENTRADAS ANTERIORES DE ESTA SERIE

Febrero-marzo de 1862 la retirada de Sterling Price

4-7 de marzo de 1862 el contraataque de Van Dorn

7 de marzo por la mañana, ofensiva en Elkhorn Tavern

7 de marzo a medio día. Desastre al norte de Leetown

7 de marzo por la tarde. Victoria en Elkhorn Tavern

Tras la jornada del 7 de marzo, en la que habían sido derrotados en su ala derecha (Leetown) mientras resultaban victoriosos en la izquierda (Elkhorn Tavern), los confederados se enfrentaban a una noche intranquila, pues iban a tener que dormir en el campo de batalla, todavía alineados y listos para el combate. Mientras, el general Earl Van Dorn se instalaba en la taberna, desde donde se preparó para la batalla del día siguiente.

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General de brigada Samuel Ryan Curtis, al mando de las tropas federales

En el lado federal, en cambio, la noche iba a ser bastante más movida, al menos para algunas unidades. El general de brigada Curtis ordenó al coronel Davis que sustituyera con su división a la de Carr, mientras los coroneles Osterhaus y Asboth (división de Sigel) ocupaban el ala izquierda, con el primero al frente y el segundo detrás. Finalmente, el propio Carr colocó sus ya baqueteadas fuerzas en el ala derecha, todo estaba listo para la jornada siguiente. ¿Cómo la enfrentaban ambos jefes? Curtis informó de que había “descansado, seguro de que el día siguiente le traería el éxito final”; mientras que Van Dorn admitiría que “no sin ansiedad, esperé el amanecer del nuevo día”.

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La Campaña de Pea Ridge (V), 7 de marzo por la tarde. Victoria en Elkhorn Tavern

Entre las 14.00 y las 15.00 horas del día 7 de marzo de 1862, la batalla de Pea Ridge, en Arkansas, estaba en el fiel de la balanza. Los confederados bajo el mando del general Earl Van Dorn, habían ejecutado una buena maniobra, que los había colocado en la retaguardia de los federales del general de brigada Curtis; y mientras su ala izquierda, al mando del general Sterling Price machacaba la derecha federal, su ala derecha estaba a punto de hacer otro tanto con la izquierda federal, hasta que, sucesivamente, cayeron los tres jefes superiores de las tropas de Arkansas: Ben McCulloch, James McIntosh y Louis Hébert. Todo esto lo hemos narrado en las entradas anteriores.

Febrero-marzo de 1862 la retirada de Sterling Price

4-7 de marzo de 1862 el contraataque de Van Dorn

7 de marzo por la mañana, ofensiva en Elkhorn Tavern

7 de marzo a medio día. Desastre al norte de Leetown

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El general de brigada Eugene Asa Carr, que aguantó todo el día en Elkhorn Tavern

Enterado de ello, y aquí retomamos la historia, el general Earl Van Dorn cometió un error garrafal, quedarse donde las tropas de Sterling Price seguían batallando y bien mandadas en vez de ir a recuperar el control de su ala derecha, que estaba siendo machacada por los federales de Osterhaus. “Entonces, tendremos que apretar más fuerte”, se limitó a afirmar el jefe de los confederados, y a continuación ordenó un asalto general de todas las tropas presentes en aquel sector del campo de batalla.

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La Campaña de Pea Ridge (IV), 7 de marzo a medio día. Desastre al norte de Leetown

Cuando Ben McCulloch puso en marcha el ala derecha del ejército confederado, con la intención de avanzar hacia el sonido de los cañones siguiendo Ford Road por el sur de Pea Ridge, y progresó por un llano cubierto de maleza, tal y como indicábamos al final de la entrada precedente, tal vez no esperaba encontrarse con un enemigo valiente y bien posicionado que le cerrara el paso, pero así sucedió. Se trataba de los hombres que se habían dirigido hacia Leetown, al norte junto con el coronel Osterhaus, quien tenía muy claro que si dejaba pasar a los confederados estos no tardarían en arrojarse contra la retaguardia de sus compañeros que estaban defendiendo Elkhorn Tavern.

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Obús de 12 libras. Tanto federales como confederados utilizaron este tipo de pieza

Para frenar al enemigo, la primera decisión de Osterhaus fue posicionar la 1.ª Batería de Artillería Volante de Misuri en un punto en el que pudiera atacar la línea de marcha de los sudistas. Eran en torno a las 11.00 horas cuando, desde una distancia de unos 450 m, abrieron fuego los cañones: “Todos a la vez –según un soldado del 6.º de Texas– lejos hacia el extremo oeste del llano, se alzó una columna de humo y vino retumbando un sonido como si se hubieran abierto los cielos”.

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La Campaña de Pea Ridge (III), 7 de marzo por la mañana, ofensiva en Elkhorn Tavern.

Durante la primera mitad de la mañana del 7 de marzo de 1862, las tropas del general Sterling Price, que durante la noche habían efectuado una extenuante marcha para rodear a las tropas del general de Brigada Curtis, se presentaron ante Elkhorn Tavern provenientes del norte. Allí se encontraba, de guardia, el 24.º Regimiento de Infantería de Misuri, cuyos soldados, muy probablemente, no tenían ni idea de que el enemigo se había desplazado hacia retaguardia, aunque sus mandos si lo supieran. De hecho, nada más enterarse de la maniobra el jefe del Ejército del Sudoeste había enviado tropas a proteger su retaguardia: la brigada de Dodge de la división de Carr (4.ª), hacia Elkhorn Tavern por Telegraph Road; y la brigada de Greusel de la división de Osterhouse (1.ª), acompañada por algo de caballería y doce piezas de artillería, en dirección a Ford Road, el camino que unía Elkhorn Tavern con Leetown.

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A las 11.30 horas, Carr, que se había ido desplazando hacia el norte con más elementos de su división, informaba de que “la batalla está que arde”. Hasta entonces, Price había avanzado lentamente, por hondonadas y mesetas, dejando Pea Ridge a su derecha, hasta topar con la artillería federal, momento en el que decidió desplegar sus propias baterías. El duelo de artillería que siguió iba a durar más de una hora, hasta que la artillería federal dejó de disparar. Entonces, queriendo aprovechar una posible ventaja y olvidando toda la prudencia que había desplegado hasta entonces, Price pidió al coronel Elijah Gates que atacara con su 1.er Regimiento de Caballería de Misuri, cosa que este hizo, para encontrarse con una pared de fuego de fusilería.

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La Campaña de Pea Ridge (II), 4-7 de marzo de 1862 el contraataque de Van Dorn

Estamos a 4 de marzo de 1862. Un pequeño ejército confederado, de no mucho más de 20 000 hombres acaba de abandonar Camp Defiance en dirección norte, bajo la dirección del general Earl van Dorn, quien tiene como objetivo recuperar Misuri para la confederación. Apenas habían pasado unas horas cuando el comandante en jefe confederado empezó a temblar, pocas horas después, preso de la fiebre, tenía que continuar viaje en ambulancia. Aun así, ordenó que la fuerza siguiera marchando hasta que sus hombres, medio congelados, empezaron a abandonar las filas, agotados. Era un sacrificio necesario si quería pillar desprevenidos a los federales, distribuidos de sur a norte, empezando por las dos divisiones del general de brigada Franz Sigel.

Franz Sigel (1824-1902)

Casi tuvo éxito. El secreto de la marcha hacia el norte estuvo tan bien guardado que Sigel no se enteró del avance de Van Dorn hasta la tarde del día 5, cuando los confederados estaban a solo una jornada de marcha. La noche sorprendió a los confederados ya muy cerca de su objetivo, y su jefe decidió que madrugarían al día siguiente para aniquilar a las divisiones azules, pero el general federal madrugó más todavía y abandonó su campamento a las 2.00 horas del 6 de marzo con destino a Little Sugar Creek.

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La Campaña de Pea Ridge (I), febrero-marzo de 1862 la retirada de Sterling Price

Tras la victoria confederada en la batalla de Wilson’s Creek el 10 de agosto de 1861, en Missouri, la Guerra de Secesión al oeste del Mississippi sufrió un cambio radical en lo que a los mandos se refiere. En el bando federal, el general John C. Frémont, “una garantía contra cualquier peligro inmediato”, lo definía irónicamente un oficial confederado, había sido sustituido por el también general Henry W. Halleck, un hombre mucho más capaz que en el futuro ascendería a comandante en jefe de todos los ejércitos de la Unión. El 27 de diciembre este puso al frente del Distrito del Sudoeste de Misuri al general de brigada Samuel Ryan Curtis.

La batalla de Wilson’s Creek

Entretanto, en el bando confederado, la relación entre el general de brigada Ben McCulloch y el general Sterling Price se deterioraba a marchas forzadas sin que el general Albert S. Johnston, muy ocupado al este del Mississippi, pudiera hacer nada para mediar, por lo que Jefferson Davis –presidente de la Confederación– decidió crear un nuevo departamento, el de Trans-Mississippi, y ofrecérselo al general Braxton Bragg, a quien se prometió total independencia y se encomendó la misión de convertir a las fuerzas confederadas en la región en un auténtico ejército. Sin embargo, este se negó. Posteriormente, Bragg afirmaría que si le hubiera ordenado ir lo hubiera hecho sin un murmullo, pero ante la pregunta: “¿Se encargará usted de este trabajo?”, decidió que el Departamento de Trans-Mississippi no le resultaba lo suficientemente atractivo.

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