El próximo martes día 2 de octubre a las 18:00 horas tendrá lugar la presentación del libro «El León contra la jauría – campañas y batallas navales españolas 1621-1640″ de Agustín Rodríguez.
El acto tendrá lugar en el Salón de Actos del Cuartel General de la Armada, C/ Juan de Mena, 7 – Madrid. Intervendrán el propio autor, Agustín Ramón Rodríguez González, el contralmirante Poole Quintana y nuestro compañero Hugo A Cañete. Martes 2 de octubre a las 18:00 horas. Entrada libre hasta completar a foro.
Dejamos en la entrada anterior un texto de Alzola pendiente de análisis, cosa que pretendemos hacer en las líneas siguientes.
Dejemos aquí el relato de Alzola para realizar un breve análisis. La nao inglesa con el barlovento ganado acomete a la española y directamente intenta un abordaje haciéndose uso de artillería y arcabucería en el mismo instante, algo que recuerda a la imputada táctica de los españoles según los señores Martin y Parker (4): “Las tácticas de navegación españolas, decantadas a partir de la experiencia de las galeras, también concebían la andanada como recurso sólo utilizable en una única ocasión y con la exclusiva finalidad de desbaratar y confundir al adversario en el preludio de un inmediato abordaje”.
A los que hayan seguido mi trabajo (1), sabrán que no tengo dudas sobre la calidad española en el mando y maniobra en los combates navales del siglo XVI, analizando la táctica de conjunto basada en una doctrina de mando superior, pero ni que decir tiene que la eficiencia de un combatiente depende de la táctica individual capacitada para desarrollar, de modo que de esta pende el potencial militar del conjunto de forma exponencial.
Así, para la táctica española de combate en galeras, una de ellas debía estar capacitada para acometer a dos galeras e incluso a tres, y esta capacidad individual llevada al conjunto revitalizaba el potencial militar, de manera que dos pudiesen con tres, tres con cinco y sucesivamente. Esta doctrina de combate es arrastrada de más antiguo y se debe al almirante Cabrera, al servicio de la corona aragonesa en el siglo XIV, y constata la agresividad del pensamiento en el combate naval. Este talante estaba presente en el XVI como bien dejó demostrado don Álvaro de Bazán al derrotar a la flota francesa en las Terceras, con la mitad de naves que sus enemigos.
Será la primera parte de un estudio dedicado a la guerra naval a nivel global que tuvo que sostener la Monarquía Hispánica contra ingleses, holandeses y franceses en los océanos de la tierra durante grandes conflictos como la Guerra de los Treinta Años, la Guerra de los Ochenta Años y la Guerra Franco-Española. Un esfuerzo titánico en el que nunca fue más cierto el «Nos contra todos y todos contra nos» de Felipe IV.
Como decíamos, con las primeras luces del amanecer del 13 de marzo de 1811, el Active dio aviso de que había divisado una extraña flota a barlovento.
A medida que fue avanzando la mañana, se observó como el enemigo se pegaba a la costa frente a la punta norte de la isla, soplando el viento del noroeste. Dubordieu no perdió un minuto. Formó en dos divisiones, y según las propias palabras de Hoste, «vino de inmediato a atacarnos con todas sus velas». Pero ya sabía como afrontarlo, no en vano había sido alumno de Nelson.
Cuando Nelson puso en estado de navegar el Agamemnon a comienzos de la guerra con Francia en 1793, se llevó como parte de la tripulación a una serie de mozalbetes de su propio condado de Norfolk.
Entre ellos estaba William Hoste, por entonces de doce años de edad, que se convertiría con el tiempo en uno de sus mejores oficiales. Este discípulo aventajado de Nelson sirvió con él en numerosas batallas, incluidas las del Cabo de San Vicente y la del Nilo, siendo capitán a la edad de veintidós años. Siempre le pesaría no haber combatido en Trafalgar por haber estado desempeñando una misión en otro lugar.
Habíamos dejado enfrentadas a la flota holandesa y sueca en mitad del estrecho de Øresund, tras chocar como una melé y quedar los navíos enfrentados en combates individuales.
El Brederode dañado a la izquierda.
De With, en el Brederode de 59 cañones, efectuó un audaz ataque contra el navío del comandante en jefe sueco, el muy superior Victoria , pero después de que llegara Obdam con el Eendracht, rompió el contacto y se fue a por el Drake y el Leopard, navíos de su tonelaje.
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